15 julio 2009
El reparto de los montes
 

 

Había muchas esperanzas puestas en el nuevo modelo de financiación, muchos factores correctores cuidadosamente enumerados en el Estatuto de Autonomía, muchos millones que recolectar en la fiesta de la vendimia con que el Estado agasajaba a las comunidades. Pero, al final, parece que el reparto no nos ha deparado nada más que un ratoncito y, qué se va a hacer, a Herrera el victimismo no le queda tan bien como a ERC.

Como cualquier reparto resultante de la ponderación de variables no cuantificables (¿cuánto pesa exactamente el envejecimiento?, ¿cuánto lastra la dispersión?), el sistema tenía que resultar arbitrario por necesidad. Pero, por las mismas, tampoco se puede demostrar matemáticamente que no sea justo y equitativo.

En teoría, el modelo es correcto: la recaudación se reparte según la población a la que hay que proveer de servicios sociales (habrá que estar alerta a ver si el dinero se destina realmente a éstos), compensando los condicionantes que inflen el coste por habitante. No es insolidario, porque, aunque tributen los individuos y no los territorios, las comunidades con contribuyentes más ricos ya aportan la mayor parte de la caja común. Como me decía uno de ERC, nadie discute que Cataluña tenga que pagar la cena, sino que, encima, siendo más sus comensales, tenga que comer menos.

Desde luego, un sistema que potencia la autonomía fiscal de las regiones es menos redistributivo que uno centralizado, pero también más acorde al distinto coste de la vida en cada una. Y con lo que se ha de comparar el 6% de población que vive en Castilla y León no es con nuestra prorrata de los 11.000 millones adicionales, como hace Herrera, sino con nuestra cuota en el reparto total, que, por lo visto, es del 6,3% tras la muy legítima aplicación de los factores correctores.

Doy fe de que, off the record, De la Vega y Pajín parecen tan convencidas de la bondad del modelo como aparentan en público. No he tenido ocasión de comprobarlo en ningún alto cargo del PP, pero, qué quieren que les diga, se me hace muy raro oír a Cristóbal Montoro hacer apología de una redistribución solidaria con cargo al erario público.

 
 

 

Referencias y contextualización

El domingo 12, la ministra de Economía, Elena Salgado, esbozó las líneas maestras del nuevo modelo de financiación autonómica, que se pueden cotejar aquí. De lo que iba a corresponder a Castilla y León da cuenta el siguiente análisis, y la reacción del presidente de la Junta, Juan Vicente Herrera, se glosa, por ejemplo, aquí. El partido Esquerra Republicana de Catalunya, que formaba parte del Govern, fue el más difícil de convencer, y su presión a Zapatero logró arrancar 371 millones adicionales para esta Comunidad, según puede leerse aquí.

El Estatuto de Castilla y León estipulaba expresamente que la financiación autonómica debía contemplar los condicionantes de envejecimiento y dispersión, que hacen que proveer de servicios sociales a sus ciudadanos resulte más oneroso que facilitárselos a una población más joven y concentrada.

El parto de los montes es una breve fábula de Esopo en la que los montes, después de proferir terribles alaridos dando a entender que van a parir algo muy grande, únicamente engendran un pequeño ratón.

 

 

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