17 mayo 2000
Un vallisoletano universal
 

La ecuanimidad de la Divina Providencia quiso compensar el mes pasado el menoscabo que pudimos sentir los castellanos al ser desvelada la ausencia de nuestro paisano dilecto Juan José Lucas del famoso cuaderno azul, con la sorprendente noticia de que el recién revivido San Pedro Regalado podría ser el nombre señalado en el cuaderno celeste como futuro patrono de Internet.

El relevo en el estandarte de la promoción de nuestra tierra ha sido indudablemente beneficioso. A la cuestión obvia de la proyección internacional, se añade la notoria superioridad que sobre las limitaciones de esta vida caduca tiene la posibilidad de desempeñar un cargo de semejante importancia en una legislatura infinita. Además, a diferencia de lo que habría sucedido si Aznar hubiera hecho recitar por aquí el bando de reclutamiento, los vallisoletanos no añoraremos la gestión del patrono en caso de que se confirme la designación. De todos es conocido el don de la bilocación que permitía a Regalado estar a la vez presente en el Abrojo y en la Aguilera, precisamente la credencial definitiva que avala su candidatura a la presidencia honorífica de una red ubicua, y que, maximizada por la capacidad de autorreenvío de los nuevos virus informáticos, haría innecesaria su renuncia a la cartera de Valladolid, y muy factible su transformación en un verdadero superpatrono .

Parece que otro punto a favor de San Pedro es el apellido, que aludiría a la asequilibidad de los precios que se pretende para Internet, si bien nuestro paladín tendría que consentir en la afrenta de ver traducido su nombre a todos los idiomas del mundo para que la referencia fuera comprensible en cada hogar conectado.

Por lo demás, no se prevé que juegue en contra la paradoja de que un monje que se caracterizó por su amor a la mortificación pase a capitanear el buque insignia de una cultura hedonista. Ni importa el que, desde Prometeo, la Historia nos haya ofrecido unos cuantos ejemplos de que los dioses y sus ministros no ven con buenos ojos el progreso científico y técnico de la humanidad, y quizá no les apetezca que les invitemos a estar hoy con nosotros en el paraíso.

Qué más da. Es la herencia de los felices años 90. A la Red la quedaría bien un patrono, y un periódico económico inglés lo busca entre tres religiosos españoles. Todo legítimo y pertinente en la era de la globalización de la banalidad en que vivimos.

 

 

Referencias y contextualización

El cuaderno azul es el que contenía, según la prensa, los eventuales ministros del gobierno que José María Aznar iba a formar inminentemente. Juan José Lucas, presidente de la Junta de Castilla y León, sonó hasta última hora como uno de los candidatos.

El Abrojo y la Aguilera son dos monasterios en los que se dice que San Pedro Regalado, patrono de Valladolid, fue visto simultáneamente en vida. Ese milagro y la connotación de asequibilidad de su apellido fueron los dos principales méritos en los que se fijó The Economist para incluirlo en la terna de candidatos. Los otros dos fueron Santa Tecla y San Isidoro de Sevilla.

Se hablaba de superministro cuando un solo miembro del gabinete acaparaba dos o más carteras.

 

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