20 febrero 2002
Ahí va una firma
 

 

Tenía la coctelera dispuesta a engullir cachis, chadores y reválidas, cuando leo que la Asociación de Diabéticos de Valladolid ha iniciado una recogida de firmas para exigir al Gobierno que autorice y fomente la investigación médica con células madre procedentes de embriones. Alguno recordará los dos artículos que ya he dedicado al tema, pero, honestamente, no podía perder la ocasión de añadir mi firma ahora que el debate de la década llega a la ciudad.

Aznar, tras rechazar el PP el uso terapeútico de los 8.000 embriones ya inútiles abocados a la destrucción, dijo que tenía unos problemas de conciencia a los que otros parecen ajenos. Sería oportuno comunicarle que los escrúpulos de que presume se deben a que, en razonamiento teórico y sentido crítico, es un completo ignorante incapaz de atisbar que lo que considera verdad está basado sólo en premisas arbitrarias heredadas de su educación cristiana. El obispo de Salamanca, que comparte punto de partida, escribió una vez aquí una Tribuna Libre que tildaba de nazis a quienes son capaces de utilizar a un ser humano para socorrer a otro.

Naturalmente. Ninguno de los que defendemos el aborto ni la investigación con embriones lo haríamos si tuviéramos el menor resquicio de duda acerca de su naturaleza humana. Así que, si en eso estamos de acuerdo, deberían dejarse de demagogias y tratar de probar que un embrión es una persona sin recurrir a la críptica esencia unificadora que llaman alma.

Uno: un embrión no es un ser humano porque no tiene sistema nervioso y no es capaz de pensar ni de sufrir. Dos: abortando no se impide nacer a alguien; tal enunciado ya está presuponiendo que antes de nacer existe ese alguien, y no es verdad. Tres: la misma naturaleza humana de un embrión está presente en los espermatozoides y óvulos; la diferencia entre ambos es cuantitativa, no cualitativa. Si es delito desperdiciar la vida que late en un embrión, lo es no fecundar un solo espermatozoide o un solo óvulo. Cuatro: los cristianos, dando tanta importancia al aborto, están ignorando su propio dogma de la dualidad e independencia del alma y el cuerpo, y en último término infravalorando la pericia de su propio dios.

Ergo: tenemos el derecho y el deber de manipular nuestra base física inerte con el único fin que es humano, el que pone enferma a la Iglesia: hacer más felices a las personas que existen de verdad.

 

 

 

Referencias y contextualización

Por estos días, los temas de actualidad en España eran la Ley del Botellón, que prohibió el consumo de alcohol fuera de los locales autorizados para ello; la polémica acerca de si las estudiantes de religión musulmana que lo desearan podían ir al colegio vestidas con la prenda tradicional del chador con velo; y la reinstauración de la reválida por la Ley de Calidad de la Enseñanza (LOCE).

La Asociación de Diabéticos de Valladolid inició una recogida de firmas para solicitar del Gobierno la investigación con células madre extraídas de embriones, que había sido ilegalizada por el PP. Este artículo pretendía ser, como dice su título, una firma más. El obispo de Salamanca era monseñor Braulio Rodríguez, después arzobispo de Valladolid.

 

 

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