15 enero 2003
Al César lo que es del César
 

 

Tarde del sábado. Aproximadamente las seis. Entro en el despacho del Comandante José Galiana. Apenas me ubico, se levanta y recita de un tirón: "¡A la orden, mi teniente coronel!". En la puerta aparece Antonio Galache. Galiana explica mi presencia "por lo del artículo" y Galache me tiende la mano: "¡Ah, eres tú el...!" Visita fugazmente mi memoria la famosa "carga sin prensa", pero no detecto antipatía en su mirada. Galiana le anuncia que al día siguiente le dará cuenta de nuestra entrevista. En su mesa espera una fotocopia de la prueba del delito, con algunas frases subrayadas con fluorescente verde.

Galiana es un tipo alto, fornido, de expresión limpia y remoto deje del sur. Resume lo que ya me había dicho por teléfono: se disculpa en nombre de la Guardia Civil, le preocupa la imagen que mi artículo pudo dar de ella, quiere saber si contaría conmigo para identificar al "energúmeno", aprueba la labor de la prensa. Contesto que no me siento capaz de arruinar una vida por una simple borrachera fuera de servicio, y que el papel de columnista crítico es muy estimulante, pero no lo es el de chivato.

El Comandante replica que los agentes asumen una disciplina cuando ingresan en la Guardia Civil y que ésta no se debe a ninguna ideología; sólo a la Constitución. La inmensa mayoría de ellos son buenos profesionales y buenas personas. Pero no intenta regalar mis oídos con una imagen idílica; también censura la inutilidad de mi acusación en abstracto, sin reparar la falta. Aunque, naturalmente, la decisión final me compete a mí.

Pregunto qué falta quiere reparar, si la de Raúl o el menoscabo de la reputación del Cuerpo. Si es la segunda, a mí me parecería justo escribir otro artículo que recogiera su rápida reacción para descubrir al agente. Al César… No me interesa fabricar un cabeza de turco sino denunciar esa absurda mentalidad fascista tan arraigada en los Cuerpos de Seguridad, y, dada la jerarquización de la Guardia Civil, la nítida toma de posición de un superior sería más aleccionadora que cualquier expediente disciplinario. Pero él desea resolver las dos cosas, y prefiere amonestar a Raúl ahora que encarcelarle en el futuro por dar una paliza a un negro. Parece sincero.

Una hora después, ya no me atrevo a fingir ficticios los datos concretos que aportaba mi columna. Por suerte, la criba de sospechosos aún no está disponible, porque me habría sido difícil negarme a colaborar con José Galiana. Ahora tengo unos días para repetirme que yo no soy quién para señalar a una persona.

 

 

Referencias y contextualización

Este artículo da cuenta de la entrevista que tuvo lugar el sábado 11 en el cuartel de la Guardia Civil en Valladolid, como consecuencia de la columna de la semana anterior, "Encuentro en la tercera fase". José Galiana es el Comandante segundo del Cuerpo en la capital vallisoletana, inmediatamente detrás de Antonio Galache. Galache había protagonizado el año anterior una carga policial contra unos manifestantes que colapsaban una carretera de circunvalación; durante la acción, arrebató la cámara de fotos a un periodista desplazado al lugar de los hechos avisando que aquello iba a ser "una carga sin prensa". Su desafortunada frase tuvo amplio eco en los medios de comunicación vallisoletanos.

Tras la publicación de este segundo artículo, ningún representante de la Guardia Civil volvió a ponerse en contacto con Kiko Rosique.

 

 

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