28 marzo 2001
Añoranza del bosque encantado
 

 

“Creo que la universidad también es esto”. Así clausuró Javier Blasco el sugestivo curso de invierno dedicado a la narrativa española que se celebró la pasada semana en la Facultad de Filosofía y Letras y que contó con la sobria e inteligente intervención de mis colegas del viernes y el domingo, a quienes aprovecho para trasladar mi más sincera y profunda envidia.

A mí, que también creo que la universidad debería ser algo más de lo que es, me resultó atractivo entrever la visión que de su dedicación tienen los diferentes gremios que inciden en la producción literaria de hoy. Lo que diga a partir de aquí sólo pretende ser la aportación personal al tema de las jornadas de un espectador más que aún no ha aprobado las oposiciones al Parnaso.

Porque precisamente la vigencia de los puntos en torno a los cuáles circularon los debates (la dimensión comercial de la novela, el compromiso, la experimentación) revela la pobreza del panorama literario en esta época dorada en la que se pueden publicar más cosas que nunca. Categorías tan convencionales como el compromiso o la experimentación se convierten en los baremos por los que se clasifica y valora una novela, y nos impiden pensar el universo literario como un conjunto de voces y mundos personales. Algunos de esos mundos merecen la pena porque son especiales; otros no pasan de ser medianías.

No se trata de eliminar la teoría literaria, sino de no convertirla en un a priori, en una receta común que iguale los mundos de artistas y artesanos. ¿Se le ocurriría a alguien destacar de Shakespeare su “hábil construcción de personajes”, definir el Ulises como una novela experimental o el Quijote como una obra comprometida con la España decadente de su tiempo? Todo ello es cierto. Pero es... otra cosa. Cometer tal tropelía equivaldría a representar un bosque encantado contabilizando sus árboles y enumerando las especies que componen su fauna. O quizá es que sólo los genios son capaces de obligar a los críticos a reinventarse sus polvorientas categorías.

¿Entonces? ¿Es que todo está ahora tan previsto, tan teorizado, tan mercantilizado, que en los bosques donde podrían habitar los duendes sólo sabemos construir parques naturales? ¿Es que los bosques encantados son lugares que se descubren y no se inventan y, sencillamente, hemos llegado a los confines de la tierra y ya no hay más? Lo dejaremos para otro curso de invierno.

 

 

Referencias y contextualización

En el congreso sobre la narrativa española de los últimos años, que se celebró la semana anterior en la Facultad de Filosofía y Letras de Valladolid, intervinieron Julio Valdeón Blanco y Alejandro Cuevas, novelistas además de los encargados de la columna "Hoy" de Diario de Valladolid y El Mundo de Castilla y León los viernes y los domingos, respectivamente.

 

Artículo siguiente

Artículo anterior

Página principal