6 septiembre 2000 |
Centello quiere ser un embrión |
Negro zaíno, seis años, 572 kg de peso, Centello aguarda su hora en la celda más cínica del corredor de la muerte. El martes que viene le espera en Tordesillas una ejecución tan injusta y tan salvaje que no sería concebible ni en el programa electoral de un candidato a la Casa Blanca. Con una sonrisa ácida, me dice que aún confía en un eventual indulto a petición de los párrocos de la villa, erigidos, como corresponde a su cargo, en heroicos adalides de la dignidad. Pero, en este caso, la dignidad juega contra la tradición en lugar de contra el progreso, y, además, Centello es un enorme mamífero dotado de sistema nervioso, capaz de sentir dolor, pulsiones físicas y, al menos, cierto nivel de conciencia de lo que le rodea. Tendría más posibilidades si fuera un organismo insensible e insignificante como un embrión. A los sacerdotes y a sus forofos, tan orgullosos de ese chollo universal del creer sin ver, se les han acabado por atrofiar el espíritu crítico y el sentido lógico. A Centello lo liquidarán a lanzazos con la aquiescencia de muchos de los que se rasgan las vestiduras por el desprecio que muestran los científicos hacia la dignidad del paramecio. Un embrión no es nada. Nada, por más que algunos quieran presentarlo como un bebé en miniatura. Un complejo químico, momento inicial de un proceso que, en unas condiciones químicas determinadas, da lugar a ese milagro (químico) que es el ser humano consciente. No tiene sentido identificar dos realidades totalmente distintas. Si hay un alma que trasciende a las dos, su dignidad semidivina no puede verse afectada por la manipulación de un mísero cuerpo material. Y, si el pecado ya no está sólo en practicar el sexo sin fines reproductivos, sino también en desperdiciar la vida potencial que late debajo de cada óvulo que es fecundado por una célula madre para la investigación, cada mes que una mujer no se queda embarazada da un paso hacia el infierno. No quiero ni pensar la de millones de óvulos que se habrán desaprovechado en los conventos de clausura. Centello se vuelve a los corrales. Con la mirada en ninguna parte, me advierte que el verdadero atentado a la dignidad de la persona es el sufrimiento, la pérdida de facultades, la muerte. La ciencia empieza ahora a entreabrir la puerta de la vida eterna. Espero que no seamos tan estúpidos como para seguir cantando lo que nos emociona cargar con esta cruz.
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Referencias y contextualización Centello fue el macho escogido para protagonizar el tradicional rito del Toro de la Vega, de la localidad vallisoletana de Tordesillas. El acontecimiento, criticado año tras año por los ecologistas, consiste en que los mozos del pueblo, a caballo, tratan de dar muerte al toro a lanzazos. El ganador es quien consigue finalmente acabar con la vida del animal, y alcanza un gran prestigio en la villa. Tanto George W. Bush como Al Gore, candidatos a la Casa Blanca en las elecciones presidenciales del próximo mes de diciembre, acababan de declararse a favor de la pena de muerte, ante la decepción de la opinión pública europea. El argumento tradicional de la Iglesia para oponerse a la investigación con células madre extraídas de embriones es que se transgrede la dignidad que éstos merecen.
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