14 junio 2006
Dos anotaciones en hojas libres
 

 

Recibo expectante la noticia de la aparición de la revista Hojas Libres. Por lo que conozco de algunos de los impulsores, por su aversión a las banderías y por su voluntad de combatir dos engendros que prosperan encomendándose a la protección indiscutida de la santa pluralidad: el nacionalismo y el multiculturalismo. Aclaremos: una pluralidad de paradigmas, puntos de vista o modos de expresión, que nos alumbre distintos recovecos de la realidad, es positiva; una pluralidad de mezquinas falacias patrióticas, fabricadas y empuñadas todas de la misma forma, o una que nos permita hozar en un banquete de diversidades folklóricas anulando nuestro criterio y nuestro sentido crítico, no.

Sólo dos matices a la cruzada que se disponen a emprender contra la corrección política progre. El primero, que su correcta precisión que de que los derechos modernos pertenecen a los individuos y no a los territorios no puede (por coherencia y por eficacia) servir de coartada para presentar como irrevocable la unidad de España y alertar de los peligros de la autodeterminación o la independencia, como hace el manifiesto Ciudadanos de Europa que publica el primer número de la revista. Tan territorio es España como Euskadi o Cataluña y tan individuos los vascos y catalanes como los españoles.

Lo que hay que hacer es desmontar los conceptos de nación, comunidad y continuidad histórica, y explicar que hoy no existe más identidad ni cultura que la occidental. Pero la bondad de una nación sobre otra sólo se justifica por la comodidad y el pragmatismo de mantener las cosas como están, sin meternos en follones innecesarios en honor de un falso mito. Es decir, la misma razón por la que rechazaríamos la demanda de que el año dejara de dividirse en meses y los sustituyeran los signos del zodiaco, aun siendo ambas nociones igual de convencionales y arbitrarias.

La otra puntualización es que la crítica a ese multiculturalismo blando y beatífico que propugna la izquierda no puede entenderse como un ataque al relativismo, tal y como hacen los intelectuales de derecha que sostienen que los valores del cristianismo son superiores a los de otras religiones. Si Occidente es superior técnica e intelectualmente a las demás civilizaciones es precisamente por su relativismo, que logró desprenderse de la metafísica cristiana. No por la mayor cantidad de verdad, sino por la menor cantidad de mentira.

Y, aunque algunos traten de confundir unas corrientes de pensamiento con otras, el cristianismo no ha favorecido ni desencadenado el progreso. La argucia conceptual del humanismo cristiano, que ciertos autores tratan de implantar en la sociedad aprovechando que en las mismas épocas o incluso las mismas personas convivieron dos mentalidades opuestas porque era muy pronto para que se desembarazaran de una de ellas, constituye un sofisma y un oxímoron absurdo, equivalente al que se produciría si, en el futuro, a alguien se le ocurriera hablar de la economía del siglo XX como la del neoliberalismo socialdemócrata.

 

 

Referencias y contextualización

El jueves 8, en Valladolid, se presentó la revista Hojas Libres, fundada por Agustín García Simón, Miguel Ángel González Manjarrés, Luis Martín Arias, Juan Carlos Daza, José Luis Castrillón y José María Gutiérrez Noriega, con la vocación expresa de combatir la tolerancia con el nacionalismo y el multiculturalismo arraigados en la izquierda de esta época. El primer número incluía además colaboraciones de José Jiménez Lozano, Pedro Carasa, Alfredo Marcos y Jesús González Requena, entrevistas con Arcadi Espada y José Ángel González Sainz y el manifiesto Ciudadanos de Europa. Éste último, entre otras cosas, advertía de que "a la proclamación de la nación sigue la de soberanía, a ésta la de autodeterminación y, finalmente, aunque sólo sea por el deseo de los líderes nacionalistas de seguir detentando el poder, la independencia".

Una crítica al concepto de nación y a los nacionalismos, pero también al nacionalismo español implícito en la campaña de la derecha contra ellos, se halla en el artículo "El PP, la Constitución y la nación", y un planteamiento crítico con el multiculturalismo pero también con el intento de fundamentar la superioridad de Occidente en los valores del cristianismo en "Más allá del respeto y la libertad de expresión". Ambos fueron publicados en Periodista Digital, éste último al hilo de la polémica de las caricaturas del profeta Mahoma en un periódico danés que generó manifestaciones multitudinarias en el mundo musulmán.

 

 

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