11 junio 2003 |
El huevo y la gallina |
¿Qué fue antes, el huevo o la gallina? Es la expresión arquetípica de los dilemas irresolubles, en los que una salida remite a la otra dando lugar a una circularidad de la que es imposible escapar. Sin embargo, quiero sugerir que esta antinomia no es tal, y presentar oficialmente desde aquí mi candidatura al Premio Edipo al mejor desentrañador de enigmas del año, a la espera de que llegue otro con la respuesta a quién mató a JFK, dónde están las armas prohibidas de Sadam Hussein o cuál es el secreto de Telepizza. Es universalmente reconocido que las mutaciones genéticas ocurren en la primera fase del embarazo, es decir, cuando el huevo, la fusión entre la célula reproductora masculina y la femenina, ya ha sido formado. Las mutaciones son las que dan lugar a todas las especies y, por tanto, también a las gallinas. La primera gallina surgió de un huevo perfectamente constituido. Se dirá que las mutaciones, cuando tienen lugar (muy de tarde en tarde), afectan a un mínimo porcentaje de la herencia biológica, y que la primera gallina nació de un huevo levemente modificado pero puesto por otra gallina. Bueno; habría que delimitar qué características consideramos irrenunciables para que una gallina sea gallina y no otra cosa parecida, pero, cualquiera que sea la descripción que convengamos, un único ejemplar tuvo que ser el primero en reunir todos los rasgos; ésa sería la primera gallina y habría nacido de un huevo… que no era exactamente de gallina. Otra réplica podría referirse al concepto de huevo. Hasta ahora, lo hemos entendido en su acepción biológica, como la fusión de las células reproductivas de los padres, después de la cuál se producen las mutaciones. Pero podemos definirlo en su sentido cotidiano, cuando ya ha sido puesto, con cáscara y todo, listo para ser incubado. Visto así, cualquier huevo sería cronológicamente posterior a su fruto, que ya existe en estado embrional antes de la puesta. Sin embargo, por lo que hace a la relación causal, a quién vino de quién, que es la verdadera pregunta, la primera gallina siempre nacería de un huevo que no era de gallina. Terry Eagleton califica a la estética de la recepción más radical, empeñada en negar la existencia de un significado estable en los textos, como “una simple fantasía nacida en la mente de quienes han pasado demasiado tiempo en las aulas”. El origen de este artículo no debe de andar muy lejano.
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Referencias y contextualización Edipo, en el mito clásico convertido en tragedia por Sófocles, resolvía el enigma que proponía la esfinge que asolaba a Tebas: ¿quién es el animal que camina primero a cuatro patas, luego a dos y finalmente a tres? La respuesta era el hombre, que se ayuda de un bastón en la vejez. El lema de la campaña publicitaria de Telepizza era: "¿Cuál es el secreto de Telepizza?" Terry Eagleton es un conocido teórico de la literatura británico. La estética de la recepción sostiene que la literatura no está en los libros, sino en la mente del lector durante el acto de leer. Otras vertientes aseguran que el contenido de una obra es la sucesión de interpretaciones que se han hecho de ella a través de los siglos. |
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