9 mayo 2007
El libro en el mercado
 

Una feria del libro es, en significante y significado, la plasmación más nítida del contubernio entre cultura y mercado. En ella, las obras literarias se ofrecen a los paseantes en unos chiringuitos similares a los que venden helados, y los propios autores, a través de charlas y autógrafos, se acercan a las masas para convertirse en objeto de consumo y souvenir de merchandising.

Esto, en principio, no tiene nada de malo. En realidad, es divulgativo y guarda lealtad hacia la naturaleza primigenia del libro impreso, que fue, dos siglos antes de la revolución industrial, la primera mercancía que el capitalismo produjo en serie. Sin embargo, las connotaciones que implica son justo las opuestas de las que latían en la hermosa evocación de la lectura como encuentro con los mayores espíritus de todos los tiempos que hizo Fernando Savater precisamente en la Feria de Valladolid.

Walter Benjamin, en La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica, distingue la percepción que se tenía de aquélla cuando basaba su autoridad en su carácter único, auténtico, irrepetible, y la que pasa a inspirar cuando se convierte en un objeto (gráfico, musical o audiovisual) susceptible de reproducir a gran escala. El tránsito se caracteriza, según Benjamin, por el “desmoronamiento del aura” (definida ésta como la “manifestación irrepetible de una lejanía”); un fenómeno que, por lo demás, el teórico de Frankfurt tampoco maldice, ya que gracias a él la obra de arte se emancipa de su función subsidiaria del rito y, al acercarse a las masas, cobra relevancia política.

A diferencia de otras artes, la literatura no concede un valor extraordinario a la autenticidad del original, pero tiene su equivalente, su culto a la unicidad excepcional, en esa idea del encuentro casi religioso con el genio romántico al que aludía Savater, adoración privada de un aura que resulta imposible de conciliar con la masificación, la mercantilización y la exhibición.

Benjamin añade que el cine, paradigma del arte reproducible, sustituye el aura perdida con el culto a los actores, pero éste queda en una “magia averiada de su carácter de mercancía” que recuerda bastante a la de los escritores convertidos en objeto de consumo. Y, posiblemente, sólo la prioridad de la praxis impida al filósofo marxista suscribir la cita de Aldous Huxley que incluye en su ensayo, en la que éste afirma implacable que, presuponiendo una igual proporción de talentos en las distintas épocas, la publicación masiva de obras para satisfacer la demanda sólo ha servido para generar un “porcentaje de desechos mayor que nunca en la historia de la producción artística”.

 

 

Referencias y contextualización

La 40 Feria del Libro de Valladolid se celebró entre el 26 de abril y el 5 de mayo, y su pregón inaugural corrió a cargo del filósofo Fernando Savater. Savater pronunció un discurso titulado "La lectura como obra de arte", en el que afirmó que aquélla nos permitía encontrarnos con los mayores espíritus de todos los tiempos.

 

Artículo siguiente

Artículo anterior

Página principal