16 mayo 2007
Propaganda electoral
 

Con todas las tropelías verbales, monumentos a la demagogia, inauguraciones oportunistas e instrumentalizaciones de la comunicación institucional con fines partidistas que nos regalan los políticos en campaña, sorprende que las juntas electorales hayan decidido retirar, a instancias de sus respectivos rivales, un eslogan que incluye la palabra “voto”, una gran fotografía de un candidato asomado a una plaza mayor y un folleto metido entre facturas. Lo habrán hecho, seguro, en estricto cumplimiento de la normativa escrupulosa e hipócrita que tenemos para estas ocasiones, pero no parece que la propaganda desautorizada posea un tono distinto ni una eficacia mayor que la de todas esas añagazas de las que ya estamos curados de espanto.

No obstante, lo que más ofende es que se conceda importancia a tales menudencias ante lo que se supone que es el ejercicio reflexivo que hace la ciudadanía de su derecho democrático. En ese sentido, no son éstos, sino cualquier eslogan, cualquier cartel gráfico y cualquier folleto lo que debiera estar fuera de lugar en una cita con las urnas. Los tres son recursos tomados directamente de la publicidad comercial y, aunque sepamos que la democracia es un mercado de partidos, choca que éstos lo reconozcan con tal impudicia, evidenciando que, una de dos: o creen que los votantes somos idiotas, o realmente saben que lo somos.

¿Para qué sirve un eslogan de campaña, contenga o no la palabra “voto”? Es imposible sintetizar o siquiera insinuar en una frase el contenido de un programa, y por ello los partidos recurren a lemas genéricos, vagos y en ocasiones pseudolíricos, carentes de todo vínculo con su idiosincrasia y perfectamente intercambiables, hasta el punto de que a veces uno de ellos repite sin darse cuenta el que escogió su rival en otra fecha o circunscripción.

De igual modo, ¿qué influencia puede ejercer la imagen de un candidato en un cartel, independientemente del tamaño que alcance y del lugar donde se coloque? ¿Alguien se cree que esas fotos hieráticas acercan al retratado a sus potenciales votantes, o que les transmiten optimismo, seguridad o confianza? ¿Y qué necesidad tiene un Consistorio de buzonear explícitamente sus méritos, cuando puede hacerlo de mil maneras más sibilinas y rentables a través de los medios de comunicación?

Suele decirse que todo eso está muy estudiado, igual que se asegura que lo tienen las firmas comerciales, pero lo cierto es que hay partidos que no cumplen sus objetivos y empresas que se hunden en la ruina. Por otra parte, es un hecho probado que casi nadie cambia su intención de voto durante la campaña, así que es cuando menos dudoso que merezca la pena el despilfarro. Y, desde luego, los ciudadanos no deberíamos consentir que los políticos nos hurten la exposición detallada de sus intenciones (con debate televisado incluido, por supuesto, pues también es un modo de transmitirnos mensajes) y nos brinden a cambio este logrado homenaje a la frivolidad y la estupidez.

 

 

Referencias y contextualización

Durante la campaña electoral para las elecciones autonómicas y municipales del 27 de mayo, la Junta Electoral Central ordenó suprimir el subtítulo "Tu voto puede" que aparecía en los carteles electorales del PSOE, por ser una invitación "expresa y directa" al voto que no estaba permitida en la normativa. Por su parte, la Junta Electoral de Zona de Valladolid mandó retirar de la Plaza Mayor un cartelón con una gran fotografía del alcalde del PP Javier León de la Riva, que se presentaba a la reelección, y ordenó que se detuviera el buzoneo de un folleto en el que el Ayuntamiento exhibía sus supuestos logros en bienestar social. El propio León de la Riva y el presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, se habían negado a batirse en debates televisados con sus rivales socialistas, éste último aduciendo que no era momento de debatir sino de transmitir mensajes a la ciudadanía. Meses antes, se había descubierto que el eslogan "Nuevos tiempos" bajo el que había lanzado su campaña el PSOE en Madrid ya había sido utilizado por el PP en una anterior convocatoria.

 

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