25 septiembre 2002 |
El otro 11 de septiembre |
Con los hitos históricos que conforman nuestro santoral laico va camino de suceder lo que ocurrió con el otro, el fetén, el eclesiástico, incluso antes de que Juan Pablo II imprimiese ese ritmo frenético a las canonizaciones. Y es que, claro, los humanos diminutos realizamos un sinnúmero de gestas, pero el Sistema Solar, tan inmenso y tan tacaño, sólo nos ha suministrado una remesa de trescientos sesenta y cinco días para repartir efemérides, homenajes y días internacionales de. Pues justo: de entre todos ellos, Osama Bin Laden, que es o era tan bravucón que a mí que tiene o tenía algo de madridista, hizo caso omiso de solapamientos y escogió para su ocurrencia, acaparándolo para toda la eternidad, el día de la Diada. Como es sabido, la fiesta nacional o regional (sin hacer de menos a nadie, ¿alguien me podría precisar qué rasgos objetivos distinguen a una nación de una región?) de Cataluña conmemora la rendición de Barcelona a las tropas de Felipe V en 1714, después de una resistencia heroica que el propio Voltaire, con todas sus luces, llegó a comparar con la de Sagunto. Tras la derrota, el nuevo monarca uniformizó las leyes en favor del imperialismo castellano, y Cataluña perdió sus libertades y patatín y patatán. Pero la memoria es flaca y la que más de todas la de la Historia. En 1702, el pretendiente ofreció a los catalanes la confirmación de sus constituciones, puerto franco, compañía náutica, barcos para comerciar con las Indias y obispos autóctonos a cambio de su apoyo, y ellos prefirieron al Archiduque Carlos porque los contactos de la Casa de Austria auguraban un posible restablecimiento del viejo Imperio medieval catalán con sus posesiones en Italia. Por otra parte, sólo doce años después de la derrota, la situación económica consigue congraciar al rey con la burguesía catalana, y a finales de siglo, el despegue de la industria textil del Prinicipado hace del siglo XVIII “el gran siglo de España y Cataluña”, según Pierre Vilar. Pero, en torno al año 1900, los catalanes convierten 1714 en uno de los símbolos de su resistencia a la absorción castellana. ¿Será después de todo positiva la coincidencia de fechas para que los catalanes, en respeto a los neoyorquinos, se inventen otra fiesta que no les haga sentir a los castellanos como antagonistas? Nada que hacer: sequro que la otra candidata sería el 7 de junio, para celebrar el asesinato del virrey Santa Coloma en 1640.
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Referencias y contextualización En este momento se especulaba sobre la posibilidad de que Osama Bin Laden, considerado promotor del 11-S, hubiera fallecido en el transcurso de la invasión norteamericana de Afganistán. Pierre Vilar es un reputado historiador francés, cuya obra maestra es Cataluña en la España moderna. |
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