17 junio 2009 |
Estadística: la ciencia de la mentira |
Así lo atestiguaba un chiste o agudeza popular que me contaba mi padre de pequeño y que se me ha quedado grabado desde entonces por mor de alguno de esos caprichos insondables de la memoria: “La estadística es la ciencia de la mentira, porque, si mi vecino tiene dos coches y yo no tengo ninguno, concluye que tenemos uno cada uno”. Sin embargo, poco consecuente con aquella enseñanza, luego mi padre me enseñó pacientemente a calcular medias, porcentajes y sumas sexagesimales, y el juego favorito de mi infancia consistió en simular campeonatos de baloncesto y vueltas ciclistas consignando jornada a jornada y etapa a etapa todas las clasificaciones, anotaciones y tiempos acumulados. Confieso que fascinaba contemplar una y otra vez aquellos números que sintetizaban con perfecta nitidez y pulcritud la evolución de mis competiciones. Llegó a gustarme tanto la estadística, esa traducción ejemplar de la realidad en lenguaje numérico, que, cuando alcancé la adolescencia, se me hizo de lo más natural aplicarla a otras lides, más propias de dicha fase de la vida pero no tanto de contarlas aquí. Ahora que estoy en la edad en que los deportistas empiezan a retirarse, vuelvo a sentirme más cercano a la sentencia de marras. Y por eso lamento disentir del comentario que hizo Pilar del Olmo en la entrega de los VII Premios de Estadística de Castilla y León, cuando aseguró que esta disciplina es una ciencia muy útil para conocer o predecir la realidad. La estadística, como toda síntesis, nos aleja de los casos reales individuales y sus motivaciones concretas. Se queda con los resultados, iguala su trasfondo para convertirlos en números y juega con éstos para extraer conclusiones vistosas, a veces útiles, pero desde luego pertenecientes a un plano distinto del que llamamos realidad. Los científicos se toman los datos estadísticos como mera pista orientativa hasta que la lógica matemática no los convierte en una verdad verificable en todos los casos y no sólo en las grandes cifras sintéticas. Por eso, y a la espera de leer los argumentos del trabajo sugerentemente titulado “La crisis, ¿realidad o invención?” por el que han sido premiados los alumnos del colegio de los Carmelitas de La Bañeza, de momento no me decanto por ninguna de las dos opciones. Precisamente porque la crisis, ante todo, es una crisis estadística.
|
Referencias y contextualización El trabajo "La crisis, ¿realidad o invención?", de los alumnos del colegio de los Carmelitas de La Bañeza (León) se alzó con uno de los VII Premios de Estadística de Castilla y León. La consejera de Hacienda de la Junta, Pilar del Olmo, elogió la estadística durante la ceremonia de entrega calificándola de "ciencia muy útil para conocer o predecir la realidad".
|
|