Los historiadores del futuro estudiarán sin duda el fútbol como uno de los fenómenos culturales más representativos del siglo XX, el XXI... y todos cuantos se mantenga en lo alto de la tabla de las preocupaciones ciudadanas, que serán bastantes a juzgar por el importante colchón de puntos que tiene actualmente sobre los siguientes clasificados. Dado que es poco probable que los despilfarre con tanta alegría como el Real Valladolid, la única razón por la que dicha investigación erudita podría no llevarse a cabo es que la Historia, que ya está en segunda división, baje a tercera y desaparezca.

Si no se consuma el descalabro de la disciplina que fue campeona de Europa en el siglo XIX, los futuros expertos en el presente constatarán con asombro la histeria que aquejaba a las ciudades cuyo equipo se salvaba en la última jornada y analizarán la hipnosis social y mediática que era capaz de adormecer por una semana el clamor por los parados. Sólo los especialistas en historia de las ideas y las mentalidades se encontrarán con serias dificultades para definir en qué consistía exactamente aquello que sus antepasados llamaban “el beticismo”.

También los filólogos se interesarán por la nutrida serie de metáforas que el fútbol aporta a la lengua popular, desde el matrimonio de penalti hasta los goles por la escuadra, pasando por los verbos fichar, regatear, rematar, contraatacar, sacar tarjeta y quedarse en el banquillo. Por su parte, los filósofos quizá instauren un nuevo paradigma en el que el fútbol se erija en imagen precisa y útil modelo de comprensión de la existencia.

En este último caso, confiemos en que la analogía no se sostenga sobre vagos conceptos como la lucha, la superación, la competitividad, el heroísmo, la gloria y el fracaso, la justicia y la injusticia; esas grandes palabras con que entonamos hoy la épica del deporte. Porque en realidad, si el fútbol se parece tanto a la vida, es por el sinnúmero de ilusiones y frustraciones, de inversiones y empleos, de matemáticas y literatura, de destinos individuales y construcciones colectivas que, en última instancia, dependen únicamente de un tiro al poste.

 

 

Referencias y contextualización

El fin de semana, el Real Valladolid salvó la permanencia en primera división tras empatar a uno en el campo del Betis, que fue finalmente el equipo que descendió a segunda, a pesar del tiro que un delantero bético envió al poste en el segundo tiempo. El Valladolid había llegado a estar en novena posición de la tabla dos meses antes, pero una pésima racha al final de la liga le había hecho llegar a la última jornada con posibilidades de bajar. La Historia como disciplina vivió su siglo de gloria en el siglo XIX. Otros articulos sobre este deporte son "Fútbol es fútbol", "22 preguntas para la próxima temporada", "La ciudad y su equipo" y "El fútbol, o el último reducto de la épica".