6 diciembre 2000 |
Florida, 500 años después |
Si el viernes Eduardo Gordaliza me hubiera interceptado por la calle, blandiendo la pregunta con la que cada día mide el pulso a la opinión pública de Valladolid, y me hubiera pedido mi visión de las elecciones en EE.UU., seguramente habría puesto en marcha la turbina de desprecio intelectual con que los europeos compensamos nuestra postergación y también habría hablado de ridículo bien merecido y repúblicas bananeras. Pero, delante de un teclado, uno se libra del trance de la improvisación y puede dejar volar su mente 500 años atrás. Instalarse en un camarote de la flota a bordo de la cuál un soldado de fortuna de Tierra de Campos, Juan Ponce de León, descubrió en 1513 la península de Florida, y compartir la sublimidad del sueño con el que se echó a la mar: encontrar Bimini, la legendaria fuente de la eterna juventud. A un vallisoletano del 2000 podría darle igual que el inquilino de la Casa Blanca fuera un simplón rayano en la encefalopatía espongiforme o que triunfara en la capital del Imperio el singular contubernio de yuppies, vaqueros y mojigatos que compone la base social del partido republicano. Si no fuera porque, cinco siglos después, la ruta que la ciencia empieza a dibujar hacia la utopía de nuestro paisano puede depender de los votos de Florida. Hace unos días, un amable lector de Madrid me animaba a profundizar en la experimentación con embriones, porque “el tema se las trae”. Sirvan estas líneas como respuesta: las células madre extraídas de los embriones son pluripotenciales, susceptibles de hacer la función de cualquiera de los tejidos del cuerpo humano. Si convenimos en que la vida es una propiedad de una configuración concreta de la materia, y la muerte por envejecimiento un cúmulo de enfermedades degenerativas (un deterioro de esa configuración), en el trasplante de células jóvenes estará, a medio plazo, la clave del sueño de Ponce. Gore apoya las investigaciones; la hegemonía republicana en el Ejecutivo y en el Legislativo podría acabar con ellas. Mis análisis dicen que estoy cuerdo, y no acostumbro a fumar canutos los martes. Lo que planteo es posible. Sólo hace falta que perdamos el miedo acomplejado a “ser como dioses”. En fin. Hablaría largamente de cómo imagino la vida de una especie humana inmortal, pero se acaba el espacio. Lo tendré que dejar escrito en otro lado. Espero que no sea en una obra póstuma.
|
Referencias y contextualización Eduardo Gordaliza es un periodista de Diario de Valladolid, que se encarga todos los días de la sección "La encuesta", en la que pide a cuatro vallisoletanos su opinión acerca de algún tema de actualidad. El viernes 1 de diciembre la pregunta se refirió al desenlace de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, en las que el candidato republicano George W. Bush derrotó al demócrata Al Gore por su victoria en el Estado de Florida, en el que se desató un considerable escándalo por el recuento, los errores de muchos votantes al escoger la papeleta y el carácter decisivo de su resultado. Los vallisoletanos interpelados al respecto hablaban de que los hechos eran propios de una "república bananera" y de que "les estaba bien merecido". La carta del lector de Madrid fue escrita a raíz del artículo "Centello quiere ser un embrión", publicado el 6 de septiembre de 2000.
|
|