1 octubre 2003 |
La cronoescalada |
Confío en que “los más ricos de Béjar” adelantaran el sábado la tardía hora de comer que les atribuye la frase popular y no se perdieran la exhibición de su paisano ciclista en la cronoescalada de Abantos que le proporcionó su segunda Vuelta a España. Fue una etapa de una intensidad como ya apenas recordaba; once kilómetros más contra el reloj que nunca, en los que los dos minutos que le llevaba Isidro Nozal en la general fueron cayendo agónicamente, a cuentagotas, curva a curva y rampa a rampa, hasta consumar a ochocientos metros de la meta la neutralización que todos los aficionados e incluso el propio Roberto Heras consideraban impensable. ¿Todos? No. En algún lugar de Valladolid, un humilde columnista se beneficiaba de la escasa solvencia de sus conocimientos sobre el tema y se dejaba llevar por su innata predilección por los escaladores para apostar por Heras, convertido de esa forma en el segundo español que le permite ganarse una copa en este mes (el primero fue… Mariano Rajoy, gran aficionado al ciclismo para más señas). Era lo justo. A pesar de la ternura que puedan inspirar los corredores modestos, el espectáculo en carrera lo ponen siempre los que suben. Hay pocas cosas más plásticas en el mundo del deporte que un demarraje en la alta montaña. Rotundos, implacables, con la bici balanceándose como una muñeca exangüe entre las piernas del ciclista levantado del sillín. Como los de Heras, por ejemplo, o como los que nos regalaba hace quince años otro de por aquí, un tal Pedro Delgado. Y es que los contrarrelojistas son máquinas perfectamente engrasadas, artesanos que depuran su técnica en los entrenamientos, mientras que los escaladores conservan aún ese punto de artistas ácratas que van a su bola y atacan en cuanto pueden para reventar el pelotón. Roberto Heras es hoy por hoy el mejor escalador del mundo y uno de los más valientes. En la Vuelta recién finalizada se ha marchado en todos los puertos dignos de tal nombre, sobreponiéndose a la sorpresa de Nozal y a la desesperante suavidad de los Pirineos de este año. Sólo nos quedaría, quizás, rogarle un poco de ambición para que, después de dos temporadas ahorrando y practicando la contrarreloj en el U. S. Postal, fichara por otro equipo competente como jefe de filas. Sería una lástima que siempre le quedara y nos quedara la duda de si habría sido capaz de batir a Lance Armstrong.
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Referencias y contextualización El ciclista bejarano Roberto Heras consiguió su segunda Vuelta a España tras remontar de forma espectacular en la cronoescalada al puerto abulense de Abantos los casi dos minutos que le sacaba en la clasificación general el casi desconocido Isidro Nozal, un gran contrarrelojista y la gran sorpresa de la Vuelta. Hay un dicho popular que atribuye la costumbre de comer tarde a "los más ricos de Béjar". Pedro Delgado, también gran escalador y ganador de dos Vueltas y del Tour de Francia de 1988, es natural de Segovia. Roberto Heras había permanecido las dos últimas temporadas como gregario del norteamericano Lance Armstrong, vencedor interrumpido de los Tours de 1999 a 2003. Mariano Rajoy acababa de ser designado por José María Aznar como candidato del Partido Popular a las elecciones generales de 2004, tras una incertidumbre de varios meses que había barajado su nombre junto a los de Rodrigo Rato y Jaime Mayor Oreja como los grandes candidatos a suceder a Aznar al frente del PP. |
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