11 febrero 2004 |
Las voces subvencionadas |
En Valladolid últimamente nos debatimos entre Crimen perfecto, Pretty Woman y La invasión de los ladrones de cuerpos, pero a nivel nacional la película que está en boca de todos es Hay motivo. Bajo ese título, que parece en sí mismo una justificación, treinta directores de cine pretenden rodar otros tantos cortometrajes de denuncia de la actualidad sociopolítica española. Como la inclinación de los autores y su deseo de presentar el filme en la campaña electoral sugieren que tendrá un sesgo antigubernamental, han arreciado las protestas de siempre contra la politización de los artistas, el aprovechamiento de su notoriedad y su supuesta doble moral al nutrirse a la vez de las subvenciones públicas. Sin embargo, no tiene nada de siniestro ni interesado que este colectivo trate de influir políticamente sobre los españoles. De hecho, su actitud debería ser la habitual entre todos los que tienen la fortuna de poder acceder a un micrófono, porque no está menos politizado quien, por la vía del silencio, expresa su aquiescencia con el estado de las cosas. Por otra parte, las subvenciones al cine no las otorga el Gobierno, sino el Estado, dentro de la promoción que tiene obligación de brindar a todos los ámbitos de la cultura del país. Finalmente, resulta paradójico que algunos de los que exigen a los cineastas españoles que compitan en igualdad con Hollywood por el favor del público sean a la vez firmes partidarios de intervenir públicamente contra la telebasura y ofrecer una programación de calidad que no dependa de las audiencias (moción ésta que, por cierto, suscribo tanto como la protección al cine de verdad). Pero es que, además, hay otro colectivo subvencionado con mucha más indulgencia, privilegiado sobre sus rivales en el acceso a aulas y micrófonos, que se ha manifestado hace unos días en favor del partido que gobierna: la Iglesia Católica. El arzobispo de Valencia ha reclamado el voto para quienes garantizan la enseñanza de la Religión en la escuela, y el de Toledo se ha pronunciado a favor de la unidad de España, a la que considera nada menos que “un bien moral”. Y eso por no mencionar su famosa vinculación de los malos tratos con el progresismo sexual, como si no fueran precisamente los celos y el amor entendido como posesión inquebrantable la razón última de todas las tragedias. Desde que cierto representante eclesiástico enmarcó el ultrarreligioso 11-S dentro de la “cultura de la muerte” de la que eran ejemplo logros sustancialmente laicos como el aborto y la eutanasia, no había oído nunca una argumentación tan demagógica y tan tramposa. Finalmente, está la cálida voz subvencionada de Alfredo Urdaci.
|
Referencias y contextualización La actualidad local de Valladolid en los últimos días había incluido el asesinato de un hombre por su mujer fingiendo un accidente de coche para quedarse con la herencia y marcharse con su amante; las amenazas de la mafia colombiana a un ciudadano de la ciudad que se había casado con una antitua prostituta y se la había traído a España y la profanación del cementerio municipal y el hallazgo de diversos restos humanos sacados de él en algunas calles de la capital. Hay motivo era el título genérico con el que treinta directores de cine españoles de ideología de izquierda se disponían a rodar sendos cortometrajes de tres minutos denunciando algún aspecto de la gestión del Partido Popular al frente del gobierno. Pretendían estrenar la película durante la campaña para las elecciones generales del 14 de marzo. La gestión de Alfredo Urdaci, director de Informativos de Televisión Española, venía siendo continuamente criticada por la oposición por su supuesta parcialidad en favor del PP. |
|