12 marzo 2003 |
Me ha faltado mucho, ¿sabes? |
Marzo de 2003. Mientras un puñado de visionarios descubren que el sentido de su vida es que España vuelva a ser alguien en la escena mundial, y tratan de hacer entender a los pacifistas utópicos y desinformados lo que es la responsabilidad política, el orden diplomático, el mundo real, una prostituta vallisoletana le cuenta a Lola Leonardo la infancia que pasó sin sus padres, después su caída en las drogas, y termina volcando su historia demoledora en un escueto “Me ha faltado mucho, ¿sabes?” La sintaxis de Nati es extraña, terriblemente poética en su cuasi-agramaticalidad coloquial. Como sujeto un adverbio al final de la frase. Me ha faltado. ¿Qué te ha faltado? Nada, simplemente mucho. Y luego la interrogación en absoluto retórica como clausura envolvente. Tan serena, tan desengañada, tan “qué más da”... ¿Sabes? ¿Sabes? ¿Sabemos? Nos dedicamos a fabular guerras. Con el estómago balanceándose de atrás hacia adelante, al ritmo de las bocanadas de aire con las que voy tragándome los renglones, suenan aún más fantasmagóricas las entelequias que últimamente nos están queriendo vender como mundo real. ¿Qué mundo real? ¿El que consta de Estados Unidos e Irak, de Bush y Sadam Hussein, de aliados e intereses cruzados, de escenario bélico y reconstrucción; el que reserva un papel estelar para España? Eso es una partida de Risk. A la esquizofrenia de los líderes de alto standing, que pierden la noción de la vida a ras de suelo, la comprensión de las personas como únicos sujetos que viven y sufren, se une para mi sorpresa la de colegas tan admirados como Albiac, Jiménez Losantos o el mismo Umbral. Dicen que no les interesa Irak, que Sadam se burla de las instituciones, que la guerra es legal; que la izquierda no se preocupa del orden internacional, sólo quiere derrocar a Aznar y ya se quejará del precio de la gasolina…¿Pero en qué idioma habláis? ¿Pero qué me estáis contando? Triste espectáculo el de la inteligencia alienada y dedicada a conjugar la gramática de la política internacional. La frase de Nati es libre, auténtica, primigenia. En ella se diluyen el bien y el mal, la gloria y el fracaso, el mérito y la culpa. Tras ella, los hombres sólo pueden ser percibidos empáticamente, como víctimas existenciales. Los de aquí y los de allí. Apenas conscientes, apenas capaces, apenas responsables. Sólo vidas que salen bien y vidas que salen mal. Todo lo demás es mentira. |
Referencias y contextualización Uno de los argumentos con los que el PP trató de justificar su apoyo a los Estados Unidos en la guerra de Irak era que España tenía que recuperar su papel de protagonismo internacional; otro la oportunidad que tendrían las empresas españolas de participar en los contratos de reconstrucción. Sus dirigentes aseguraban que a ellos tampoco les gustaba la guerra, pero que era una cuestión de responsabilidad política que los manifestantes pacifistas, cuya postura respetaban, no podían comprender. El Risk era un clásico juego de mesa en el que los participantes tenían que ir conquistando continentes sobre el tablero. La periodista de Diario de Valladolid Lola Leonardo publicó esta semana un escalofriante reportaje sobre las prostitutas que malvivían en la capital vallisoletana. Una de las entrevistadas, de nombre ficticio Nati, culminó su historia con la frase que titula este artículo. Los columnistas de la edición nacional de El Mundo Gabriel Albiac, Francisco Umbral y Federico Jiménez Losantos se posicionaron más o menos nítidamente a favor de la intervención en Irak, en base a argumentos como los que se citan aquí. |
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