25 febrero 2009 |
Ministros mártires |
Así se escribe la política. Ha hecho falta que un ministro meta la escopeta hasta el fondo en una comunidad donde no tenía autorización para que el G-6 de las grandes potencias estatutarias descubra que es absurdo que un cazador deba sacarse una licencia por cada nueva región que desee explorar, una vez tenga tan pateada la anterior que se conozca a todos los animalitos y dispararles a bocajarro le parezca poco menos que un mascoticidio. Por supuesto, no cabe hacer la menor objeción al nuevo permiso único de caza, pero choca que haya sido un ámbito tan circunscrito y minoritario como el cinegético el primero en beneficiarse de este loable proceso uniformizador con que las comunidades autónomas, acaso agobiadas por los remordimientos, han decidido paliar los desaguisados que provoca su propia existencia. La paradoja le debía de resultar difícil de justificar al mismísimo G-6, dado que también ha incluido en el paquete de medidas la licencia común de pesca y la red conjunta de acogida a mujeres maltratadas, para evitar siquiera el agravio comparativo entre especies. Con todo, lo más inquietante es sin duda que las comunidades empiecen a actuar por su cuenta, al margen del Gobierno central. Ahora que Bermejo les ha inspirado el modus operandi, es de temer que lo vuelvan a emplear una y otra vez, y que, como en su día hicieran Frankenstein o Terminator, al cobrar vida propia quieran sacrificar a los servidores del Estado visionario que un mal día las creó. Así, por ejemplo, para pactar la armonización fiscal, necesitarán que un ministro caiga primero en desgracia al olvidarse de declarar un impuesto autonómico que no pagaba en su región natal. Para equilibrar la red viaria, exigirán la sangre de otro que se estampe con el coche tras verse sorprendido por el brusco empeoramiento de la carretera al cruzar una frontera interregional. Y, para racionalizar las competencias sobre ambulancias, un tercer miembro del gabinete tendrá que morir trágicamente esperando en vano a que se la enviara su propia comunidad. Por lo visto, sólo el martirio de ministros nos hará avanzar en la única normalización autonómica que sería digna de tal nombre.
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Referencias y contextualización El lunes 23, las comunidades autónomas de Andalucía, Aragón, Baleares, Cataluña, Castilla y León y Valencia, las seis que reformaron sus respectivos estatutos en la legislatura anterior, acordaron en una reunión en Valladolid instituir desde 2010 una red común de casas de acogida para mujeres maltratadas y sendas licencias comunes de caza y pesca. Ese mismo día, presentó su dimisión el ministro de Justicia, Mariano Fernández Bermejo, ante el escándalo que se suscitó tras conocerse que se había ido de caza por dos municipios de Jaén con el juez de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón, y para colmo sin licencia para hacerlo en Andalucía, pues sólo la tenía para la limítrofe Castilla-La Mancha. La discusión del tema en los medios de comunicación puso de manifiesto, entre otras cosas, lo absurdo de que cada comunidad exigiera una licencia distinta para salir a cazar por su territorio."Normalización" es el término que suelen emplear las comunidades autónomas con lengua propia diferente al castellano para imponer su uso en todos los ámbitos sociales.
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