30 junio 2004 |
Nos vemos en los bares |
Con suerte, la clásica despedida de los conciertos de los Celtas Cortos, nuestros Celtas Cortos, será la contraseña con la que los jóvenes y no tan jóvenes de nuestra región se citen tácitamente en el próximo recital del circuito Café Música. Un local acogedor, una cerveza, un pitillo, unos amigos y el encanto insuperable de la música en directo. Los elementos necesarios y suficientes para conformar una alternativa sugerente a las depauperadas noches del fin de semana estaban desde hace tiempo ahí, a la vista de todos. Sólo hacía falta que alguien le echara ganas e imaginación para promover una iniciativa ambiciosa con ellos. El Café España, el Tío Molonio, la Cueva del Jazz, el Gran Café y otros muchos bares llevan años acumulando propuestas y suicidios en esa línea, pero se requería un empujón institucional para que dejen de ser minoritarios y se conviertan en un referente que parpadee en la cabeza de cualquiera que se plantee por dónde salir. La Junta tiene los medios y las formas para impulsar económica, organizativa y publicitariamente una red que englobe y coordine a artistas y establecimientos. En esta sociedad machista es raro que a una mujer atractiva se la destaque por algo distinto a su belleza, pero ya nadie se atrevería a alabar a Silvia Clemente por otra cosa que no fueran su diligencia y su capacidad emprendedora. La consejera es uno de esos especímenes singulares que aparecen de vez en cuando en el PP; activos, creativos y dotados de sensibilidad para los temas sociales y culturales, no desperdician un minuto de su tiempo en axiomas cadavéricos porque tienen otras cosas que hacer. Además, sus ideales los crían y ellos se juntan, como fue el caso de Tomás Vera, director general de Inmigración de Ruiz-Gallardón en Madrid, y como corrobora aquí el fichaje de Alberto Gutiérrez por Silvia Clemente. Se ajustan con precisión a lo que a mí me viene a la cabeza cuando oigo eso de centro reformista. La pena es que no siempre se hacen notar dentro del partido. Éste era un asunto que se podía haber dejado languidecer como hasta ahora, en una inercia que no habría pasado factura política. Como con Villalar antes de la visita de Herrera en 2002, habríamos dado por sentado que su idiosincrasia no es la de la Junta y ya está. Por eso la iniciativa tiene doble mérito y, si no se queda en agua de borrajas, con mucho gusto brindaremos por ella entre canción y canción. |
Referencias y contextualización La consejera de Cultura de la Junta de Castilla y León, Silvia Clemente, anunció su propósito de estimular institucionalmente una red que englobara a los bares que, desde hacía años y de forma individual, habían ofrecido en sus locales conciertos de música independiente, casi siempre de artistas poco conocidos. Clemente pretendía organizar un circuito coordinado en el que los músicos pasaran por todos los establecimientos de toda la comunidad. Alberto Gutiérrez, que había destacado por su labor emprendedora como concejal de Urbanismo y luego de Cultura en el Ayuntamiento de Valladolid, había sido también incorporado a la Consejería. La fiesta autonómica de Villalar había sido tradicionalmente evitada por los líderes del PP regional, a los que, cuando habían ido, se les había recibido de forma hostil por un ambiente tradicionalmente de izquierdas. José María Aznar, cuando era presidente de la Junta, organizó una celebración institucional paralela, que sería itinerante por las capitales de provncia de la Comunidad. En 2002, el presidente Juan Vicente Herrera acabó con esta alteridad y visitó la campa de Villalar de los Comuneros, si bien sus estancias allí han sido desde entonces bastante breves y testimoniales. |
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