3 septiembre 2003
Otra visión de las peñas
 

El miércoles pasado temí que la sección de cartas se inundara de réplicas a mi crítica contra las peñas y su protesta por el recorte de la subvención. No ha sido así, pero la llamada de Eduardo Córdoba, periodista de Europa FM y al parecer peñista inveterado, fue por su mesura y honestidad uno de esos aldabonazos que te hacen entrever que los columnistas estamos abocados a hablar de todo sin ser catedráticos de nada, y que uno sabe cuánto sabe sobre un asunto pero no cuánto no sabe, y nunca tiene la certeza de no estar elucubrando sobre impresiones arbitrarias. En tales casos, procede transmitir la visión opuesta y reformular la propia con más rigor.

Eduardo admite que entre los peñistas hay algunos niñatos que “se apuntan a última hora” y se dedican a emborracharse y a destrozar el mobiliario urbano, pero rechaza mi generalización, porque hay otras peñas que organizan actividades para todos. Mencionó conciertos, la Feria de Día y funciones para niños y ancianos, y desmintió que los peñistas se adscriban a una única franja de edad. Respondió así a casi todo mi artículo y me aseguró que muchas personas compartían su descontento.

Y, sin embargo, según el programa de 2002, del centenar largo de peñas oficiales que creo recordar que se inscribieron, sólo 30 estuvieron implicadas en la organización de un total de 34 actividades. De ellas, 18 fueron discomovidas y 10 patatadas, pancetadas, tortilladas y demás. Dos peñas convocaron conciertos y otras cinco eventos varios como stripteases, toros mecánicos o sueltas de cerdos engrasados.

Para este año, el programa anuncia cuatro citas más, pero eso es básicamente lo que las peñas aportan a la ciudad. Me perdonará Eduardo Córdoba si me resisto a considerar las discomovidas como un suceso musical y las patatadas como una oferta gastronómica, que quienes disfrutan, además, son los propios peñistas. La Feria de Día fue una gran idea, pero del Ayuntamiento y la Asociación de Hosteleros, y las representaciones en residencias y los juegos para niños poco tienen que ver con las peñas.

Ante todo, ¿qué hacen las 80 ó 90 peñas que no organizan nada? Divertirse, seguro. Cuanto quieran y como quieran, sólo faltaba. Pero yo no propuse un toque de queda, ni que se pasara a cuchillo a todos los peñistas; sólo digo que 35.000 pelas por evento organizado en las fiestas del 2002 tuvieron que dar para bastante panceta.


 

Referencias y contextualización

La Feria de Día fue una iniciativa del Ayuntamiento de Valladolid y la Asociación de Hosteleros, consistente en que los establecimientos inscritos sacaban durante las fiestas una caseta a la calle, en la que se servían pinchos, tapas y vinos. El resto de bebidas alcohólicas estaban prohibidas, salvo dos chupitos expresamente inventados para la ocasión: el lorencito (vino de Rueda con Seven Up, y bautizado en honor a la patrona, la Virgen de San Lorenzo) y la pucelita (licor de mora con Seven Up). La Feria de Día consiguió en todas sus ediciones sacar a los ciudadanos a la calle.

La serie de artículos sobre las peñas todavía tendría un tercer episodio, la semana siguiente, en "La contracultura de las peñas", después de la carta que escribió a Kiko Rosique un lector muy especial

 

Artículo siguiente

Artículo anterior

Página principal