16 julio 2008 |
Recolocación |
Lo sucedido en las últimas semanas en Castilla y León debería convencer de una vez por todas a los malpensados de que, si los socialistas lo llaman desaceleración cuando quieren decir crisis, se debe sólo a su riqueza léxica y no a que no sepan qué hacer ante la nueva situación y la consiguiente pérdida de empleo que sufrirán ciertos sectores. El plan de recolocación de parados que se anuncia para septiembre, sin duda una de las medidas clave para evitar que la implosión de la burbuja inmobiliaria derive en un estallido social y racial, ha superado más que satisfactoriamente su primer examen en el incomparable banco de pruebas que constituye nuestra región. Con la reconversión de Ángel Villalba como presidente de Ferrocarriles de Vía Estrecha de España y la de Soraya Rodríguez como secretaria de Estado de Cooperación Internacional, el PSOE ha demostrado con hechos su promesa de que no serán los trabajadores quienes paguen los platos rotos por los especuladores. Ni siquiera en una filial tan estancada e improductiva como la de Castilla y León ha querido recurrir a la artimaña facilona de abrir un expediente de regulación de empleo que dejara a todos en la calle. Todo lo contrario. Ha permitido entrar en el mercado laboral a jóvenes que, de otro modo, seguramente tendrían que seguir viviendo con sus padres, y, además, ha sabido reciclar y dar una nueva oportunidad a personas de experiencia que parecían condenadas a convertirse en parados de larga duración. Cabe destacar, a este respecto, el éxito clamoroso de los programas de formación que se impartirán a los nuevos desempleados a partir de septiembre, pues en apenas unos días han proporcionado a un profesor de Lengua los conocimientos ferroviarios necesarios para desempeñar la presidencia de FEVE y a una abogada especializada en temas de mujer las ingentes capacidades que requiere la coordinación de la ayuda oficial al desarrollo. Ni León de la Riva podía haber previsto que Soraya iba a promocionarse gracias a un curso tan acelerado. El PP debe de hallarse al borde de la quiebra para prejubilar a un hombre de 49 años y que su ilustre posjubilado le sugiriera en El Burgo de Osma otro tanto a su delfín. En sus tiempos de bonanza, los populares también ofrecieron notorios ejemplos de que los partidos políticos son las empresas más agradecidas con sus empleados, a quienes premian con ascensos las horas que echaron en las ventanillas ingratas aunque no hayan incrementado nada los beneficios. Ya quisieran los trabajadores de la construcción tener unos patrones así de modélicos.
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Referencias y contextualización Para el mes de septiembre, el Gobierno tenía previsto poner en marcha un plan orientado a recolocar a los trabajadores de la construcción que quedaran en paro por la crisis económica, que los socialistas preferían llamar "desaceleración" para no crear alarmas. El 15 de julio, juró su cargo como nueva secretaria de Estado de Cooperación Internacional Soraya Rodríguez, que en 2007 había sido candidata del PSOE a la alcaldía de Valladolid y perdió las elecciones ante Javier León de la Riva, del PP. Éste pronosticó días después que Rodríguez no pasaría cuatro años en la oposición consistorial, insinuando que asumiría algún puesto en Madrid. El mes anterior, el candidato del PSOE a la presidencia de la Junta de Castilla y León y eterno perdedor electoral, Ángel Villalba, había sido nombrado presidente de Ferrocarriles de Vía Estrecha de España (FEVE), dejando su puesto al joven Óscar López.. El ex presidente José María Aznar había lamentado que el PP hubiera retirado de las responsabilidades en el partido a Ángel Acebes, alegando que era absurdo jubilar a un hombre de 49 años. Por su parte, Manuel Fraga le había recomendado a Aznar que se retirara del primer plano de la política, al que regresaba ocasionalmente con declaraciones polémicas.. . |
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