19 noviembre 2008
Solución final
 

 

Vivimos tiempos difíciles. Nos asedia una crisis económica de la que aún no sabemos si se propone apretarnos un poco las tuercas o rendirnos por hambre, la incertidumbre laboral convive con la certeza de que hay que pagar la hipoteca y los atascos de circulación nos van preparando mentalmente para el infierno inhabitable que serán un día las calles por mor de la polución y el cambio climático.

Sin embargo, no hay por qué desesperar. Las épocas de grandes males son las que reclaman grandes remedios, gobernantes resueltos a quienes no les tiemble la mano al tomar las medidas expeditivas y necesariamente impopulares que se requieren para dar una solución definitiva a los problemas. Y yo, desde que leí a Al Gore que las políticas para sanar los males de la economía valen también para los del clima, no he dejado de madurar mi propio plan sinérgico para resolverlos todos de golpe. Lo diré sin adornos, rodeos ni paños calientes, como requiere la gravedad y urgencia de la situación: mi idea consiste en exterminar al 15% más idiota de la población.

Maltratadores, violadores, machistas, feministas radicales que sólo ejercen de mujeres, niños pijos con el cerebro a remojo en calimocho. Cargos públicos ufanos de sus prebendas, vampiros del margen de beneficios, jefecillos mediocres que se pavonean en su pequeño reducto de poder humillando a sus subordinados. Trepas, lameculos, chismosos, envidiosos. Periodistas sensacionalistas, artistas de pompa inflada, intelectuales fatuos que engolan la voz para disfrazar su banalidad. Matones, chulos de playa, porteros de discoteca orgullosos de no ser más que unos bestias. Ultras de clubes de fútbol, fascistas de izquierdas y derechas, terroristas islámicos y etarras, éstos si para cuando entre en vigor mi plan no están ya todos en la cárcel.

Nótese que estos imbéciles a conciencia que no tienen nada que aportar al mundo, los estúpidos incurables que piden a gritos una muerte digna para no provocar más sufrimiento inútil, también ocupan un puesto de trabajo, viven en un piso, generan emisiones de gases de efecto invernadero y contribuyen a la congestión del tráfico. Eliminándolos, el 15% de paro que se anuncia para 2009 se trocaría por arte de magia en pleno empleo, afloraría un stock de viviendas vacías suficiente para abaratar de verdad el mercado, cumpliríamos con los objetivos señalados por el Protocolo de Kioto y a lo mejor hasta el número anual de muertos en la carretera bajaría de los 2.000.

Honestamente, creo que mi plan eugenocida es justo lo que España y el mundo necesitan. De hecho, todos los interlocutores a quienes se lo avanzo lo reciben con elogios encendidos y un incontenible alborozo. Debe de ser que ninguno de ellos se considera incluido en el 15%.

 

 

 

Referencias y contextualización

La "solución final" es el eufemismo bajo el que los nazis planificaron el Holocausto judío. El artículo "El clima para el cambio" de Al Gore que, con traducción del propio Kiko Rosique, se publicó en la edición nacional del diario El Mundo el 11 de noviembre, puede leerse aquí. Tres de las noticias más destacadas de esta semana fueron la detención del dirigente etarra Garikoitz Aspiazu, Txeroki; el homicidio de un joven de 19 años a manos de los porteros de una discoteca de Madrid y la inauguración de la Sala XX del Palacio de Naciones Unidas en Ginebra, con una cúpula del pintor español Miquel Barceló que se había pagado con 20 millones de euros del Fondo de Ayuda al Desarrollo.

 

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