25 agosto 2010
A tiro de piedra
 

 

Así es como nos tiene la muerte. Hagas lo que hagas, seas como seas, sueñes lo que sueñes, prometas cuanto prometas, todo es irrelevante al lado del sitio donde le da por caer a una piedra. Eso, que todos sabemos pero hacemos como que ignoramos, se vuelve cruelmente visible, ineludible, cuando pasan cosas como lo de Santos Villanueva o el trabajador de la pizarrera de León. Entonces, si eres cercano a la persona, se te ahogan las palabras; si conoces a quienes lo son, se te vuelven inútiles; y, si ni una cosa ni otra, se te ahogan porque te parecen inútiles las palabras que puedas decir sobre cualquier otro tema y te dedicas a amontonarlas sobre el tema donde más inútiles son de todos.

Muchos piensan que las personas mueren porque les llega su día. Pero es que ni eso. Si el calendario nos tuviera una fecha preparada, al menos seríamos algo, las cosas tendrían algún sentido. La mariposa que aleteó en un funesto rincón del planeta iniciando la cadena de causas y efectos, la gota que colmó el vaso milenario de la erosión, el milimétrico vaivén tectónico que provocó ese corrimiento de tierras y ningún otro, la casualidad infinitesimal que hizo coincidir en un mismo metro cuadrado la inercia de la piedra y los pasos de Villanueva es una obra maestra del absurdo. Otra más. Era mucho más factible que al secretario general de Presidencia le hubiera tocado la lotería.

Enardece pensar la de planes, esfuerzos y afanes que uno se ahorraría si supiera que se los van a cercenar a mitad de empeño. Total, el mundo giró durante miles de millones de años sin ellos y perdurará otros tantos sin guardar ni rastro de nosotros. Pero que nos avisen, que nos concebiríamos de otra manera. Occidente se jacta de haber dado por fin al individuo la dignidad e importancia que se merece porque son inherentes a la condición humana. En realidad, la esencia de la vida y la evolución es la misma que la de las guerras y los siglos: quemar sin pudor existencias individuales en la sala de máquinas que carbura para hacer avanzar el tren donde viajan las especies, los estados, la Humanidad.



 
 

 

Referencias y contextualización

El domingo 22, un accidente en la montaña costó la vida al secretario general de la Consejería de Presidencia de la Junta de Castilla y León y secretario del PP de Valladolid, Santos Villanueva, quien sufrió el impacto de una piedra en la cabeza. Compañeros y rivales le consideraban uno de los políticos más prometedores de la comunidad. El lunes, falleció de la misma forma en su lugar de trabajo un empleado de una empresa pizarrera de León

 

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