5 febrero 2003
Carta abierta a Kiko Rosique
 

 

Sr. Director:

El pasado miércoles 22 de enero apareció en el periódico que tan dignamente usted dirige un artículo titulado "Esperanzas y desesperanzas", firmado por Kiko Rosique. En la primera parte de la citada columna (pues el autor pasa después a otros asuntos entrelazados por el título de forma un tanto discutible, aunque eso es otra historia), dedicada a glosar el realojo de los vecinos del barrio de La Esperanza, el señor Rosique comentaba que no se puede “acusar a todo un colectivo de las prácticas de una fracción" (las prácticas del tráfico de drogas, se supone), que negarles las ayudas que podían concederse a otros es "confundir al enemigo", que la gente cambia con el tiempo y que la dispersión fomentaría que no se repitiera la experiencia.

A los hechos les han bastado quince días para contradecir semejante muestra de ingenuidad. Como ya había anunciado el domingo anterior Alejandro Cuevas (quizá no tan idealista pero, en mi opinión, mucho más lúcido en el análisis de la situación), nuevos focos de venta de droga han proliferado en el barrio de Los Pajarillos y hasta se prevé para el curso que viene el traslado de todas las clases del colegio Cristóbal Colón a la calle Cigüeña, con el objeto de que los niños no tengan que exponerse a atracos o a daños colaterales de las peleas entre yonquis. Para mi más completo estupor, tanto el Ayuntamiento como la Junta de Castilla y León han dado por buena la medida.

Contra lo que parece suponer Kiko Rosique, en Los Pajarillos nadie está confundiendo al enemigo. Ya indicaba su periódico que los vecinos conocen de sobra en qué casas concretas se despacha la droga por la ventana y que mientras se mantenga su anonimato estarían dispuestos a señalarlas. No hay que bajarse los pantalones trasladando ninguna clase y perjudicando a inocentes, sino actuar policialmente ya. Si con un espacio tan acotado como la barriada 29 de octubre no se es capaz de identificar, procesar y desalojar para siempre a los traficantes que se aprovechan de subvenciones, sólo cabría hablar, como apuntaba Cuevas, de pura y dura incompetencia.

En cuanto al señor Rosique, si es que tiene un mínimo de dignidad profesional, considero que lo menos que podía hacer es publicar un nuevo artículo en el que reconociera sin tapujos que se ha equivocado y que las buenas intenciones sólo sirven para arreglar conflictos en el País de Nunca Jamás. Se lo agradeceríamos todos.


 

 

Referencias y contextualización

Esta ficticia carta al director es un recurso para rectificar por completo la posición sobre el realojo del poblado de La Esperanza expresada dos semanas antes en el artículo "Esperanzas y desesperanzas", opuesta a la mantenida por Alejandro Cuevas, encargado los domingos de la columna "Hoy" en Diario de Valladolid y El Mundo de Castilla y León. En los días siguientes a la publicación de ese artículo, se había conocido la noticia de que el tráfico de drogas generalizado en La Esperanza se había reproducido en la barriada 29 de octubre del distrito de Los Pajarillos (algo ya adelantado por Alejandro Cuevas en su columna del 19 de enero, en la que denunciaba la incompetencia policial para hacer frente al rebrote). Los vecinos de Los Pajarillos se lanzaron a la calle señalando públicamente las ventanas del bloque desde las que se vendía droga, en lo que fue el comienzo de una campaña que duraría más de un año. Además, se lanzó la idea de trasladar a la calle Cigüeña las clases del colegio Cristóbal Colón, situado en la zona conflictiva. Tanto el Ayuntamiento de Valladolid como la Junta de Castilla y León se apresuraron a celebrar la iniciativa.

 

 

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