16 febrero 2011
Cine en estado puro
 

 

Si Javier Angulo valora su tiempo, debería cancelar ya mismo todas sus gestiones que esté llevando a cabo para perfilar la próxima edición de la Seminci. Podrían no servirle de nada, ahora que se ha abierto la veda para aplicar el veto de la Ley del Tabaco a toda producción teatral, cinematográfica o televisiva que muestre a los personajes fumando. Como por fortuna la legislación no es retroactiva, acaso pueda salvar el ciclo de Ingmar Bergman, pero, para programar la sección oficial, resistir al neopuritanismo socialista le va a ser más inútil que echarle una partida de ajedrez a la muerte.

Imaginemos, por ejemplo, que Angulo se fija en un eventual retorno de Abbas Kiarostami a sus orígenes; nada, como en algún fotograma aparezca un beduino pegándole una calada a una cachimba, ni siquiera el canto implícito al multiculturalismo le va a permitir colar semejante ataque a la pureza del aire del desierto. O que quiere traer una critica de Ken Loach a los despidos de David Cameron; igualmente, si a un parado londinense le da por fumarse la frustración de sus lunes a remojo, el Gobierno renunciará a emplear el filme como amenaza del programa oculto de Rajoy si al mismo tiempo está sugiriendo que prohibir fumar tampoco es de izquierdas.Ya no hablo del antiguo icono progre Jim Jarmusch, a quien, ruede lo que ruede en el futuro, el PSOE jamás le perdonará que haya hecho un mito de las charlas pasadas por humo en las cafeterías.

Pero el problema es aún más grave. Algún puritano consecuente deducirá que, si un instrumento tan influyente en la conducta de los jóvenes como es el cine no debe hacer apología del vicio tabaquero, mucho menos se ha de consentir que muestre asesinatos, violaciones, robos, abusos machistas o racistas ni maltrato a los niños. Con lo que, una vez prohibidas las descargas por internet, habrá que cruzar la frontera como antaño para ver cualquier película que refleje las miserias, dobleces y perversiones humanas. Por su parte, la Seminci, seguramente con Angulo acompañando por entonces a Álex de la Iglesia en el exilio, tendrá ocasión de recuperar sus inicios gloriosos como Semana de Cine Religioso, y hará vibrar a los espectadores con las pasiones puras y nobles de Marcelino Pan y Vino.

 
 

 

Referencias y contextualización

El domingo 13, se supo que la Agencia de Salud Pública de Barcelona había advertido de sanción a una compañía de teatro que estaba representando un musical con personajes hippies cuyos actores fumaban en escena. La Ley del Tabaco que había entrado en vigor el 2 de enero, hacía extensiva la prohibición de mostrar a personajes fumando en las películas y los programas de televisión. Javier Angulo era el director de la Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci), antiguamente Semana de Cine Religioso, y a finales de diciembre había avanzado los contenidos de la edición de 2011, que incluía un ciclo del director sueco Ingmar Bergman. En una de las películas señeras de Bergman, El séptimo sello, el protagonista, un caballero medieval, reta a la muerte a una partida de ajedrez para posponer su deceso, algo que consigue por dos veces pero no la tercera.

El iraní Abbas Kiarostami y el inglés Ken Loach son dos de los directores fetiche de la Seminci. Las primeras películas del primero eran casi documentales de la vida en los pueblos árabes, en tanto que el segundo solía dedicarse a obras de realismo social criticando en muchos casos la situación en la Inglaterra de los 80. Ahora, acababa de acceder al Gobierno británico el conservador David Cameron, quien había llevado a cabo duros ajustes para hacer frente a la crisis económica; en España, el PSOE sugería que el presidente del PP, Mariano Rajoy, haría lo mismo si fuera presidente, aunque se resistiera a confesarlo. El Gobierno socialista, que también había tenido que hacer recortes en las pensiones y los sueldos de los funcionarios, así como una reforma laboral, aseguraba que todas estas medidas eran de izquierdas porque garantizaban el futuro. Una de las películas más conocidas del director canadiense Jim Jarmusch es Coffee and Cigarettes, resultado del rodaje durante varias décadas de una serie de cortometrajes sobre conversaciones en cafeterías, cuyos interlocutores fuman continuamente.

El domingo por la noche tuvo lugar también la ceremonia de entrega de los Premios Goya del cine español. El presidente de la Academia, el director Álex de la Iglesia, pronunció un discurso en el que se reafirmaba en su convencimiento de que era un error oponerse a internet y los internautas, a quienes el mundo del cine se había enfrentado en los últimos meses por la llamada "ley Sinde" (por la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde), que permitía cerrar webs que ofrecieran descargas de contenidos protegidos por derechos de autor. De la Iglesia, ante la oposición de la mayoría de los cineastas, había anunciado que dejaría el puesto después de la entrega de los Goya.

 

 

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