25 septiembre 2011
De la galaxia al microcosmos
 

 

Espero que eso de tuitear La Celestina que se le ha ocurrido al Museo del Libro de Burgos no pase de ser una iniciativa ingeniosa para atraer a la lectura a los adolescentes, y que a lo sumo nos depare la gozosa experiencia de ver convertido en trending topic el hashtag #remiendatuvirgo. Sería un desastre que el dichoso Twitter, que avanza a más velocidad que un neutrino en su expansión hasta los confines del periodismo, se apoderara también de la literatura.

McLuhan creyó proporcionado denominar galaxias a los paradigmas culturales a los que dieron lugar las sucesivas invenciones de la imprenta y la televisión. Pero, como nuestra concepción del mundo quede modelada y en consecuencia atomizada por un artilugio que escupe sin cesar enunciados inconexos de 140 caracteres, mucho me temo que se va a ver reducida a la categoría de microcosmos. Los recortes en educación y sanidad van a merecer un friday forward al lado de los que experimentará en esta nueva fase de la evolución el increíble hombre menguante.

Twitter (lo sé porque lo uso) tiene todo lo malo del periodismo: la focalización en un hecho y un titular, la descontextualización, las prisas. Y nada de lo bueno: el contraste de fuentes, el análisis, la redacción cuidada. Claro, que ésa era ya la tendencia del sector en los últimos años; así que es lógico que, ahora que no hay ni dinero ni tiempo ni ganas, se encumbre un medio de coste cero que te hace sentirte informado al instante por una frase sucinta de la que no cabe ni la posibilidad de dudar.

A veces me pregunto cómo habría cambiado la forma de hacer política si el periodismo no hubiera dado en adoptar el recurso convencional del titular. No era la única manera posible de componer noticias. De un mitin o una rueda de prensa, por ejemplo, se podría informar con un diagrama lógico que marcara en rojo las falsedades o incoherencias del orador; en ese caso, los políticos se preocuparían por no incurrir en ninguna y no por fabricar una frase chillona con que abrir portadas. Pues bien, como Twitter termine de seducir al periodismo, al final nos conformaremos con que todas las informaciones que recibamos sean titulares, presuntamente neutros pero de los cuales no se podrá comprobar siquiera si se corresponden con la realidad representada.

¿Y qué me dicen de la literatura? Si Twitter hiciera honor a su vate fundador Piolín (Tweety) y se pusiera a explorar la ficción, las novelas se terminarían limitando a una cascada de hechos apenas esbozados, sin contexto, matices ni figuras de repetición. Los lectores, habituados a una moda no muy distinta de algunas cosas que se escriben ahora, pedirían tramas de bestseller cuyos episodios se sucedieran como cartulinas de dibujos animados sin demorarse en nada. A Joyce se le leería como hoy se lee a Proust, el Instituto Cervantes pasaría a llamarse Instituto Gómez de la Serna y, si Italo Calvino reescribiera El barón rampante, al tercer o cuarto tuit no le quedaría más remedio que ponerle a practicar el árboling.

 

 

 

Referencias y contextualización

La noticia en la que se basa el artículo es ésta. En la red social Twitter, que permite enviar mensajes de un máximo de 140 caracteres, un hashtag es una palabra o frase etiquetada que indica un tema determinado que permite buscar todos los tuits enviados bajo ella; los trending topics son los hashtags más repetidos en el día en curso y el friday forward una especie de apoyo o recomendación que tiene por costumbre hacerse los viernes.

El personaje de la Celestina de la comedia de Fernando de Rojas se dedicaba a remendar virgos, es decir, a reconstruir los hímenes de las muchachas que habían mantenido relaciones sexuales para que pudieran casarse después con otro. Un neutrino es una partícula subatómica que la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN) acababa de descubrir que puede viajar a una velocidad superior a la de la luz, contradiciendo así uno de los postulados de la Teoría de la Relatividad de Albert Einstein.

El teórico de la comunicación Marshall McLuhan denominó "Galaxia Gutenberg" el período que en este ámbito se inició con la invención de la imprenta y "Galaxia Marconi" el que inauguró la de la televisión. En estos momentos, la crisis económica y la deuda de las administraciones públicas estaba obligando a realizar fuertes recortes presupuestarios que amenazaban con dejar desguarnecidos servicios públicos como la educación y la sanidad (sobre este tema, ver el artículo anterior, "Concurso de (re)cortes"). El increíble hombre menguante (1957) es una película norteamericana clásica cuyo protagonista empieza a empequeñecer de repente.

Piolín, el canario de los dibujos animados Looney Tunes, de la Warner Bros, se llama "Tweety" ('gorjeíto') en inglés, y el nombre de Twitter también se acuñó como paranomasia de la palabra anglosajona que nombra los breves silbidos que emiten los pájaros. El novelista irlandés James Joyce fue uno de los mayores experimentadores con el lenguaje, ignorando a veces las normas de la construcción gramatical para representar el monólogo interior de los personajes; por el contrario, el francés Marcel Proust fue un maestro del lenguaje canónicamente elaborado. El escritor español Ramón Gómez de la Serna patentó un tipo de aforismos breves llamados greguerías.

El barón rampante es una breve novela de Italo Calvino cuyo protagonista decide subirse a un árbol en la niñez y no vuelve a bajarse de él durante el resto de su vida. El "árboling" es como se empezó a denominar una incipiente costumbre observada en Valladolid por la que algunos jóvenes ebrios, que días antes habían sido multados por tirarse al río Pisuerga desde el puente (esto se dio en llamar "pisuerguing"), para evitar más sanciones parecían recurrir a este nuevo pasatiempo.

 

 

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