2 marzo 2011 |
Dualidad virtual |
Van a tener razón quienes afirman que los obispos mantienen a Rouco Varela por criterios políticos; desde luego, su nivel teológico ha quedado en entredicho tras su diatriba contra las redes sociales. Si Facebook, Twitter y demás empujaran de verdad a los jóvenes a un estilo de vida virtual, lo que tendría que hacer el presidente de la Conferencia Episcopal es dar gracias al progreso por haber propiciado la más perfecta encarnación de la dualidad de cuerpo y alma que han visto los siglos desde aquellos poetas místicos que vivían sin vivir en sí. Dejando de lado el contenido de las conversaciones y apostillas, que, como ocurre en los bares, las aulas y los grupos de catequesis, serán enriquecedoras entre los chavales interesantes y vacías entre los idiotas, lo esencial de las redes sociales es que su mecanismo pone en contacto a las almas en su dimensión trascendente, sin limitaciones físicas. Si hubiera habido algún teólogo entre los ponentes del Congreso de Burgos, sin duda habría pontificado que la intercesión de la red permite al espíritu escapar de la cárcel del cuerpo imperfecto, manifestarse con la omnipresencia y la instantaneidad que le vetaba la materia corrupta y aplacar los egoísmos mundanos para compartir todos sus archivos con el prójimo. Tres posibilidades consustanciales al que ya empieza a ser el único dios verdadero. Incluso en las relaciones más triviales, ¿qué reproche moral puede merecerle al padre de los católicos españoles la enternecedora estampa de un adolescente vibrando de entusiasmo mientras lanza requiebros coquetas por chat a la niña que le gusta, y paladea la inocente picardía de cada frase con la fruición con que nuestros abuelos disfrutaban de un paseo cogidos de la mano? A ver si va a resultar que, con su añoranza de las relaciones personales y profundas, lo que está haciendo monseñor es promover el fornicio. Que no se preocupe su Eminencia Reverendísima, que lo cortés no quita lo valiente y, al final, cuerpo y alma se fundirán en una perfecta comunión y se darán un banquete pascual como Dios manda. Con la única diferencia de que, además, en el tiempo terrenal siempre efímero que tarde en producirse la consumación, los adolescentes habrán aprendido y experimentado la vivencia de un dogma fundamental de esa “verdad del amor humano” con que Rouco espera exorcizarles del relativismo.
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Referencias y contextualización El martes 28 de febrero, Antonio María Rouco Varela fue reelegido como presidente de la Conferencia Episcopal Española; en los medios periodísticos, se comentaba que habían primado los criterios políticos, pues Rouco se había caracterizado por mantener una posición bastante beligerante con el Gobierno en defensa de los postulados eclesiásticos en temas como el matrimonio homosexual, el aborto y la educación. El día anterior a la votación, Rouco hizo estas declaraciones recelando del impacto de las redes sociales de internet en los jóvenes por su potencialidad de apartarles de lo que él considera la vida y relaciones auténticas. La dualidad antropológica de cuerpo y alma es un principio asumido por la patrística cristiana recogiendo las ideas de Platón y no discutida desde entonces. Los célebres versos "Vivo sin vivir en mí / y tan alta vida espero / que muero porque no muero" son de santa Teresa de Jesús. La consustancialidad del Padre y el Hijo es otra de las asunciones canonizadas por la Iglesia en sus primeros años de existencia tras desautorizar las herejías que relativizaban la naturaleza divina de Jesucristo. El enunciado clásico del dogma de la Santísima Trinidad es el de "tres personas y un solo dios verdadero". El jueves 23 y el viernes 24 se celebró en Burgos el I Congreso Iberoamericano sobre las Redes Sociales.
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