30 diciembre 2009
El castellano precedió a Castilla
 

 

Espero no incumplir los requisitos de la distancia y el reposo en el análisis si, apenas dos días después de publicarse la noticia, apunto que la anticipación en más de un siglo de las primeras palabras documentadas en castellano es el descubrimiento filológico más importante de lo que va del XXI. Aunque anunciada ya en el congreso sobre los Cartularios de Valpuesta que se celebró en 2008 en Miranda de Ebro, y siempre a la espera de la aparición del estudio completo, la revelación hecha por el Instituto de la Lengua un día tan falto de crédito y repercusión social como el 28 de diciembre supera incluso a la de que tres de cada cuatro taxistas a quienes increpo mentalmente por las calles de Madrid son, hay que joderse, paisanos míos.

Quizás, la consecuencia más interesante del hallazgo sea que, si se confirmara que alguno de los textos con vocablos protocastellanos recopilados en el siglo XII en los Cartularios data nada menos que del IX, nuestro idioma sería anterior a la propia entidad política Castilla. Precedería no sólo a su constitución como reino a la muerte de Fernando I de León, en 1065, sino a su autonomía condal bajo Fernán González en 931. Y dado que, según observa Gonzalo Santonja, los monjes de Valpuesta recogerían con toda seguridad un habla ya consolidada en el pueblo, es muy posible que los lugareños dieran en ella la bienvenida al primer conde de Castilla, Rodrigo, que fue nombrado hacia 850.

No pretendo que, frente a la costumbre ya bicentenaria de que las naciones políticas impongan el idioma a posteriori, esta realidad lingüística previa suponga un plus de legitimidad para Castilla; al fin y al cabo, el que la lengua se considere elemento distintivo de un pueblo es consecuencia exclusiva del invento de los románticos alemanes, que no tenían otra cosa a la que aferrarse para vincular a los diversos núcleos germánicos diseminados por el Imperio austríaco. Tampoco ningunear a las Glosas Emilianenses, como hace, por cierto, el preámbulo del Estatuto de Castilla y León, porque nueve siglos después resulta que son patrimonio de La Rioja. Pero, sea cual sea la importancia que demos a las fechas en la Historia, nadie puede negar que un adelanto de 100 años en el primer vestigio de un fenómeno es un hito para cualquiera a quien competa o interese su estudio.


 
 

 

Referencias y contextualización

La noticia del hallazgo puede leerse aquí. Las Glosas Emilianenses, conservadas en el monasterio de San Millán de la Cogolla (La Rioja) eran hasta ahora el documento más antiguo con palabras en castellano, pero, a diferencia de los Cartularios de Valpuesta, no merece mención alguna en el preámbulo del Estatuto de Castilla y León..

 

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