23 diciembre 2009 |
Tragicomedia climática |
Ahora que se ha confirmado que Copenhague es un escenario gafe para Obama y Zapatero, donde el primero se quedó con las ganas de actuar y el segundo sólo lo hizo para declamar al viento; ahora que el espectro del padre de Hamlet pide venganza por la farsa de nuestro ser o no ser como especie y el público abuchea el ruido que se montó para tan pocas nueces, comprendemos el trágico error de no haber enviado al Partido Socialista de Castilla y León a la comedia del clima. Apenas dos días después de comprobar que, como ocurre con Hacienda, aquí nadie se cree que la Humanidad seamos todos, y ningún país está dispuesto a dar el pie si no lo recoge inmediatamente el siguiente, los socialistas de nuestra región ya proponían un pacto “hasta el último vecino de cualquier municipio” para que Castilla y León haga de liebre contra el cambio climático. Ejemplar. A mí, representante chino, me ofrecen eso en la mesa de negociación, y se me cae la cara de vergüenza por el chollo de ser totalitario en lo político, capitalista en lo económico y esclavista en lo social, y al instante les regalo todas las empresas deslocalizadas y hasta un par de cajas de juguetes y zapatos “made by children”. Con interlocutores como los del PSCyL, ahora no nos estaríamos preguntando cómo es posible que los gobiernos, antes de convocar la cumbre, no tuvieran su éxito bien sondeado y apalabrado. Más que un cónclave de la era internet, la cumbre del clima pareció uno de la Edad Media, al que los cardenales hubieran acudido en caballo a resolver en una semana un asunto del que no habían tenido oportunidad de hablar en la vida. Para colmo, en Dinamarca y en pleno temporal, que no es precisamente el decorado más propicio para que los popes mundiales y sus monaguillos se tomen en serio el calentamiento. Yo, guárdenme el secreto, casi prefiero que no les hagan mucho caso a los ecologistas. Una de sus últimas sugerencias fue, ni más ni menos, que orináramos en la ducha para ahorrar agua; naturalmente, y si nos limpiáramos el culo con la mano también ahorraríamos papel. Puestos a hacer teatro, huyamos de géneros híbridos y recitémoslo bien claro: revoquemos el progreso, volvamos a las cavernas. De esa forma prolongaríamos nuestra función unos actos más y, al bajar el telón, dejaríamos una bella simetría en la secuencia evolutiva: bacterias, animales, hombres, animales... y, al final, bacterias en cualquier caso.
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Referencias y contextualización El sábado 19 concluyó la llamada Cumbre del Clima en Copenhague, en la que, pese a la importancia que se había dado a la cita, los países no lograron suscribir un acuerdo concreto para combatir el calentamiento global con un compromiso de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero; uno de los estados que impidieron el pacto fue China. En su intervención, el presidente de los EEUU, Barack Obama, aseguró que no había ido "para hablar, sino para actuar", en tanto que el del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, proclamó que la tierra no pertenecía a nadie más que "al viento". Copenhague también había sido el escenario de la reunión del Comité Olímpico Internacional en la que se otorgaron los Juegos Olímpicos de 2016 a la ciudad de Río de Janeiro, frente a Madrid y Chicago y pese a la presencia de ambos mandatarios en el encuentro. Hamlet también se desarrolla en Dinamarca. La propuesta del Partido Socialista de Castilla y León se recoge aquí. Otro artículo sobre el cambio climático es "Una ¿verdad? insistente".
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