6 enero 2010
Jota fussion
 

 

En otras épocas en las que los socialistas estaban más despiertos en la trinchera, menos dormidos en la poltrona, menos espesos en la crítica o, quién sabe, quizá más estancados en el dogma, las fusiones de las cajas de ahorros les habrían hecho denunciar de inmediato el monopolio como la fase superior del capitalismo. A su vez, los capitalistas, que no comprendían otros criterios que no fueran la eficiencia y la operatividad, habrían denostado el derroche de paseos, el solapamiento de funciones y la poca fluidez de una cadena de montaje que tiene la presidencia y la secretaría general en un sitio y la dirección general en otro, la sede social en el primero y la Obra Social en el segundo, el área de riesgos allí y la de planificación aquí.

En esta época pero en otros sectores, los liberales criticarían el daño a la competencia y la desnaturalización de los precios y mercados que provoca la acumulación de grandes entidades, y habrían frito a multas al nuevo consorcio, además de obligarle a vender parte de activos o a prestar gratuitamente la infraestructura a sus rivales. Y, ya puestos, en otras regiones donde los socialistas andan ciertamente dormidos, no de poder sino de aburrimiento, y estancados, no en sus ideas sino en la falta de ellas, quizá tampoco habrían dicho nada interesante, pero al menos se habrían regocijado un poco con la guerra fratricida y entrañable a fuer de infantil entre sus adversarios por presidir la caja, en vez de unirse a ellos para dar el último impulso a la fusión.

Sin duda, desde cualquier punto de vista nos hallamos ante un caso excepcional, una confluencia de rarezas, a mayores incluso de las que ya aglutina de por sí ese híbrido contra natura que son las cajas de ahorros. Por un lado, es la época postmoderna, postindustrial, postsocialista y ya hasta postneoliberal; la de la falta de certezas y las mezclas insólitas; la de la fusión del flamenco y el pop, el heavy y la música sinfónica, La Sexta y Antena 3. Por otro, también es el sector financiero, tan vital para todos que hay que asegurarse de que pueda competir, saneándolo con nuestros impuestos si hace falta para vaya limpito al matrimonio. Pero al final es, por encima de todo, el juguete de los políticos autonómicos, la joya que no puede perder la corona. Por eso, la endogamia termina embridando al mestizaje y el todo queda en casa cerrando la puerta a la España plural. Pero bueno, esto es Castilla y León. Nadie dijo que fuera una jam session.


 
 

 

Referencias y contextualización

El martes 5, las dos mayores cajas de ahorros de Castilla y León, Caja Duero y Caja España, cerraron un acuerdo para fusionarse, que al día siguiente aprobarían sus respectivos consejos de administración. El final de las negociaciones y el reparto de oficinas se detallan aquí. La definición del monopolio como la fase superior del capitalismo es de Lenin, y la idea de la cadena de montaje y la maximización de la productividad de Henry Ford. En los últimos meses la dirección nacional del PP, la presidenta de la Comunidad de Madrid y el alcalde de la capital, Alberto Ruiz-Gallardón, habían mantenido un sonoro enfrentamiento por situar a su candidato más afín en la presidencia de Caja Madrid, y se habían fusionado Antena 3 y La Sexta, dos cadenas de televisión con líneas de opinión en principio contrapuestas.

 

 

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