11 agosto 2013
El síndrome del colectivo
 

 

Nuestra discapacidad psíquica profunda como sociedad quedó revelada en el mismo momento en que nos pusimos a celebrar la concejalía de Ángela Bachiller en el Ayuntamiento de Valladolid como un triunfo de las personas con síndrome de Down y, en general, de todas las que, en el colmo de los eufemismos, los integristas del sector han hecho llamar "funcionalmente diversas".

Yo, para mi desgracia, me tengo que desplazar en silla de ruedas y jamás se me ha ocurrido considerarme funcionalmente diverso, por la sencilla razón de que un bípedo podría realizar mis funciones con apenas unas horas de aprendizaje y yo las suyas no. Lo que es sospechosamente diverso y discriminatorio, porque no se aplica al resto de seres humanos normales, es la condescendencia paternalista que se reserva a las personas a quienes, en lugar de como tales, se trata como banderas de un colectivo del que, para compensarle por su infortunio o para no herirle por si además de discapacitado es hipersensible, sólo se pueden decir simplezas beatíficas.

No hay tal colectivo. No lo hay en ningún subconjunto de la población mundial, se recorte como se recorte, y éste no tiene por qué ser una excepción tampoco en ello. Si la discapacidad de Bachiller le permite ser concejala (a tenor de indicios como que ha leído tres veces el Quijote y toca el piano, estoy casi seguro de que se lo permite y de que al menos algunas de sus condiciones intelectuales superan las de muchos de sus compañeros), está muy bien que lo sea y que Javier León de la Riva la haya nombrado sin exigirla ni más ni menos requisitos que a cualquier otro edil. Pero, en tal caso, el logro de acceder al Ayuntamiento vallisoletano es estrictamente suyo, no de todos los discapacitados, igual que no lo es de todas las treintañeras ni de todos los ciudadanos con los que comparta signo del zodiaco.

Y si, por casualidad, el síndrome de Down incapacitara a una persona para desempeñar el cargo, entonces Bachiller sencillamente no debería ejercerlo, aun a costa de causar algún desdoro a la diversidad, la integración, la visibilidad y todas esas tonterías con las que los papagayos bienpensantes nos atizan día tras día palmaditas en la espalda. Ya han olvidado, me temo, el legado del atleta sudafricano Oscar Pistorius, para mí el verdadero icono de la discapacidad y el que más ha hecho por el colectivo en los últimos tiempos: tiroteando a su novia demostró que no por tener limitaciones físicas o intelectuales somos automáticamente seres angelicales ni un ejemplo para nadie.

 

 

 

Referencias y contextualización

Ángela Bachiller, número 18 de la lista del PP en las elecciones municipales de Valladolid, se convirtió el 29 de julio en la primera concejala de España y del mundo con síndrome de Down, por la renuncia del número 17. El alcalde de la ciudad es Javier León de la Riva. Oscar Pistorius, atleta paralímpico que corría con prótesis en lugar de piernas y llegó a participar en los Juegos Olímpicos de Londres, había sido acusado del asesinato a tiros de su novia el 14 de febrero de este año.

 

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