1 junio 2005
Hace falta una IU festiva
 

Metódica y puntual como cualquier otro partido, Izquierda Unida de Castilla y León eligió hace unos días a su nuevo coordinador, y dicen las crónicas que resultó elegido el candidato A, con el 77% de los votos, claramente por encima del candidato B, que obtuvo sólo el 18. A la espera de que Joaquín Robledo me dé alguna pista sobre ambos en nuestro próximo café, fue la insultante normalidad del proceso lo que de pronto me resultó chocante en la única formación alternativa más o menos plausible que queda en el espectro político.

La gran desgracia de IU es, precisamente, que las elecciones se celebran a intervalos regulares. A veces, en los períodos intergenésicos, sucede que coyunturas imprevisibles como la campaña del 0,7%, las pruebas nucleares francesas o la Guerra de Irak hacen emerger una inmensa fuerza potencial en la que jóvenes musicales y efervescentes toman las calles, arrastran a media población y desconciertan al sistema hablándole con un lenguaje que le es absolutamente extraño. Pero el calendario es un carca incorregible (juliano o gregoriano, por lo menos) y se las arregla para que los minutos de gloria de los antisistema nunca caigan en período electoral. Así que el establishment les deja hacer y deshacerse, y, en las ocasiones en que se siente huérfano de colorido, hasta se permite el lujo de asimilarlos como figuras pintorescas para adornar alguna estantería de su propio museo.

En cuanto cede la marea, IU deja de levantar adoquines para ver si hay playa debajo y, en su lugar, se acurruca en el muro de las lamentaciones para ofrecer su aburrida letanía de memorias, comités y asambleas al adorado dios de la partitocracia. El vicio secular del Partido Comunista le impide incorporar a los mucho más dinámicos movimientos sociales y aprovechar lo universalmente atractivas que son las causas genuinas de la izquierda.

Quizá los marxistas rigurosos consideren una frivolidad imitar a los abertzales, que hacen proselitismo a base de organizar conciertos, pero necesitan cambiar el chip gris y antipático de Frutos y Llamazares si es que aspiran a movilizar una sociedad civil con el poder devastador que tiene, por ejemplo, la francesa. Al fin y al cabo, si el coordinador saliente y el entrante en la federación castellanoleonesa hablan del retroceso electoral como la decepción y el objetivo de sus respectivos mandatos, si IU se aviene de una forma tan explícita a competir en el libremercado de partidos, digo yo que ninguno de sus ideólogos condenará por traidor, burgués o socialdemócrata asumir el lema de la campaña de imagen que están llevando a cabo los comercios vallisoletanos: “Ser amable es rentable”.

 

Referencias y contextualización

El sábado 21 de mayo, la VIII Asamblea de la Federación de Izquierda Unida de Castilla y León eligió a José María González Suárez como su nuevo coordinador. Con un 77% de los votos de los delegados frente al 18% del otro candidato, Eduardo Mayordomo. González Suárez sustituía a José Luis Conde, quien reconoció en la Asamblea que el balance de su gestión "no ha sido positivo", debido al "retroceso político electoral" que había experimentado IU en Castilla y León desde 1995. Sin embargo, este declive había sido idéntico a nivel nacional, bajo la dirección de Francisco Frutos y Gaspar Llamazares. Por su parte, González Suárez afirmó que su objetivo principal sería "trabajar para recuperar lo que hemos perdido en las Cortes", donde IU se había quedado sin representación.

Joaquín Robledo, militante de IU, es el articulista de Diario de Valladolid que escribe los martes en la columna Hoy, de la que se encarga Kiko Rosique los miércoles. "Ser amable es rentable" era el lema de una campaña iniciada por los comercios de la capital vallisoletana para tratar de fomentar el buen trato a los clientes. El domingo 29 de mayo, Francia rechazó en referéndum el proyecto de Constitución Europea; uno de los factores decisivos fue la movilización de la izquierda (aunque el Partido Socialista estaba oficialmente a favor del Sí, con su máximo dirigente François Hollande, una facción encabezada por Laurent Fabius hizo campaña por el No) criticando la falta de contenido social de la Carta Magna. Sobre el referéndum en el que España aprobó la Constitución el 20 de febrero, ver "Constitución Europea: NS/NC".

 

 

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