24 enero 2007 |
Irrelevancias de Corte y aldea |
Se comprende que, con la que está cayendo algunos cientos de kilómetros al sudeste, en León anden tan orgullosos de haber conseguido unir a los dos grandes partidos detrás de una sola pancarta “contra el terrorismo”. Nadie les niega el esfuerzo ni lo edificante de la estampa, pero lo único que demuestra tal anomalía es que en la Corte no consideran significativo ni con carácter vinculante nada de lo que hagamos por aquí. Ahora bien, a su vez y mientras tanto, en Madrid el prurito centralista ha sobredimensionado hasta límites ridículos una eventualidad que, tanto si se da como si no, lo mismo en la arena política que en el asfalto de la calle, es igual de irrelevante que lo que queramos emprender en provincias: la unidad de los demócratas frente a ETA. Las manifestaciones son totalmente inocuas mientras no sirvan para hacer visible un ingente movimiento ciudadano que permanecía oculto; por ejemplo, al final del franquismo o en la antesala de la caída de los regímenes comunistas en la Europa hasta la fecha. del Este. En la lucha contra ETA, podrían tener algún efecto las del País Vasco, siempre que congregaran una multitud equivalente a la que pidió la liberación de Miguel Ángel Blanco. Pero en las de Madrid, mal que les pese, da igual la gente que salga, que la convoquen los sindicatos o la AVT, que la apoyen los dos grandes partidos o que uno sobreinterprete su ausencia mientras su rival la corea. Por suerte, carece de importancia que el PSOE y el PP vayan juntos o separados contra el terrorismo. Si en su momento firmaron un Pacto, fue porque Zapatero no iba a sacar rentabilidad de la oposición y Aznar, aunque lo intentó, vio que no podía justificar un rechazo a una propuesta tan inocua. Luego el PSOE probó fortuna con una táctica para la que tenía que separarse del PP y, desde entonces, éste intenta pescar los votos de quienes deploran la tentativa mientras los socialistas, como Alfonso Guerra el jueves en Valladolid, se afanan en presentarle como el partido del “no a todo”. Pura estrategia electoral. Nada demasiado relevante. Nos puede parecer mezquino o despreciable, pero tampoco vamos a caernos ahora del guindo en lo que respecta al funcionamiento de la democracia de partidos. Y, sobre todo, es que a los terroristas ni les intimida la unión de los demócratas ni les da alas su división. Ellos combaten a un Estado, encarnado en el Gobierno de turno, y sobre todo a sus fuerzas de seguridad. Lo que haga la oposición se la trae al pairo, porque España no vería duplicados sus efectivos policiales por mucho que el PSOE y el PP creyeran que les conviene escenificar una foto como la de León al pie de los del Congreso.
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Referencias y contextualización El sabado 20, el PP y el PSOE se sumaron en León a la manifestación convocada por las asociaciones de ecuatorianos para mostrar su repulsa al atentado cometido por ETA en el aparcamiento de la terminal T-4 de Barajas el 30 de diciembre, en el que murieron dos personas de esta nacionalidad; el lema que aparecía en la pancarta era "Todos contra el terrorismo". La coincidencia de ambos partidos había sido noticia y motivo de satisfacción para los convocantes dada la total ruptura que existía en cuanto a la política antiterrorista a nivel nacional. La división se había hecho notoria al no acudir el PP a la manifestación convocada en Madrid por los sindicatos UGT y CCOO y por las asociaciones de ecuatorianos una semana antes de la de León, y en el debate parlamentario celebrado en el Congreso de los Diputados el lunes 15. Sobre el atentado de Barajas y sus consecuencias, se puede leer "A otra cosa (simplemente)" o, con un replanteamiento en la interpretación, "Nosotros no queríamos", publicado en Periodista Digital. Sobre la división entre los partidos, en concreto, trata "La subtrama del desencuentro", también publicado en Periodista Digital. |
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