12 agosto 2009 |
La velocidad en el intervalo |
Los escritores, los cineastas y hasta los labriegos encargados de sembrar algo en los espacios que le sobran al periódico por su obligación de llevar un número de páginas que sea múltiplo de cuatro solemos ponernos tan estupendos y metafóricos con los títulos que sospecho que los lectores que se hayan armado de condescendencia para comprobar qué tontería se le ha ocurrido al menda esta semana se llevarán una cruel decepción cuando vean que una pieza de título tan pretencioso perora, precisamente, sobre la novedad de multar el exceso de velocidad en un intervalo que la DGT acaba de introducir en el túnel de Guadarrama. Ahora bien, ni los lectores decepcionados podrán decir que los he engañado ni los conductores multados por el nuevo sistema alegar que el radar les ha tendido una trampa o una red trenzada con mero afán recaudatorio. Por muy grabado que tengamos en la mentalidad y/o en el bolsillo el exceso de velocidad en un solo punto, la medición del promedio en un tramo es mucho más apropiada para perseguir a los pilotos que aprietan el acelerador a modo de interruptor lanzamisiles. Sobrepasar el límite máximo marcado por los censores del tráfico en un momento determinado es normal, inevitable y aun diría saludable para el sistema circulatorio en general y para el del conductor en particular. Salvo en los tramos de riesgo concreto, la verdadera amenaza que conlleva la velocidad para el tráfico, y desde luego la única que se plantea con dolo y premeditación, no es el exceso puntual (digan lo que digan esos estudios tramposos que le achacan un elevado porcentaje de accidentes a los que también han coadyuvado factores mucho más decisivos como el alcohol), sino el de quienes tienen por sistema pisarle al ritmo que le piden sus hormonas. Éstos son, después de todo, los únicos conductores rápidos que revisten objetivamente tanto peligro como los lentos. |
Referencias y contextualización El lunes 10, la Dirección General de Tráfico puso en marcha a la salida del túnel de Guadarrama, que une Castilla y León con Madrid, un nuevo tipo de radar que, en lugar de medir la velocidad en un solo punto, lo hacía a lo largo de un tramo calculando la media según el tiempo que hubiera tardado en recorrerlo el vehículo examinado. Para defender la limitación de 100 kilómetros por hora que se impuso en el citado intervalo, la DGT argumentó que en 2008, la velocidad había causado en España la muerte de 579 personas. Otro artículo sobre el tráfico es "El As de canicas". |
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