16 enero 2008 |
La violencia como moda |
Hay un factor, acaso más trivial que la pérdida del valor de la responsabilidad entre los menores y la impunidad que les proporciona la legislación, que resulta igualmente decisivo para explicar sucesos tan insólitos como la agresión de Medina del Campo y los emparenta con los malos tratos en la pareja. Consiste, sencillamente, en que, una vez algún pionero abre la veda, la violencia puede convertirse en una moda. La posibilidad de dar una paliza a un compañero de colegio, un indigente o una señora que recrimina a la pandilla, y grabar la acción con el móvil para revivirla con los colegas o colgarla en YouTube, está ya en cartelera. Es una opción que se antoja concebible en el abanico de alternativas que se les presenta a los menores que localizan a un enemigo débil y vislumbran una ocasión de regocijarse o gozar del subidón hormonal que provoca sentirse poderoso. Del mismo modo, asesinar a su mujer o su ex mujer es una posibilidad que se le puede ocurrir fácilmente a un hombre que se consume en la desesperación de los celos y el abandono ante la pérdida, inminente o confirmada, de la persona que considera su posesión. Muchos otros menores y muchos otros novios y maridos lo han hecho antes, y los medios de comunicación han dado a la hazaña cobertura y publicidad masivas. Se ha convertido en una moda. Los menores siempre han cometido actos de acoso, pero los canalizaban de otra forma. No podían grabarlos en vídeo, y esto último no es un aditamento accesorio de las recientes agresiones, sino su mismísima esencia y razón de ser. Las películas norteamericanas han otorgado a la violencia gratuita connotaciones estéticas, de brillante coreografía y genial ironía en las de Tarantino o Robert Rodríguez y de simple espectáculo en otras más vulgares pero que los adolescentes disfrutan igual, y ahora la tecnología brinda a los menores la posibilidad de sentirse cineastas por un día. Como todas las modas, ésta también pasará, pero lo hará de una forma tan imprevista y arbitraria como se instauró. La educación en que insisten los ingenieros sociales para hacer frente a los desmanes de los maridos y los menores no tiene fuerza ante la atracción imitativa de las modas, y los medios de comunicación van a seguir alimentando ésta; cumpliendo con su deber porque, mientras sea mayoría la población que no ha sufrido sus dentelladas, siempre considerará irrenunciable el derecho a la información.
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Referencias y contextualización Los hechos a los que hace referencia el artículo se relatan, por ejemplo, aquí. Un artículo específico sobre la Ley Integral contra la Violencia de Género es "Mujer, biología y cultura". |
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