7 abril 2004
Mejor no pronunciarse
 

Sorprende la tenaz negativa de los soldados castellanoleoneses a pronunciarse sobre la retirada de las tropas de Irak. “Me reservo la opinión”, amaga el comandante Carretero, confirmando que los militares ya han somatizado que el sentido de su profesión es sólo el humilde y leal servicio a la patria. En política, asépticos. Una renuncia curiosa y meritoria en un país en el que el ejército ha tenido históricamente mucha afición a pronunciarse. El punto de inflexión lo marcó el 23-F, cuando el propio estamento militar salvó la democracia con un mutis de siete horas que ayudó a decidirse al bueno de don Juan Carlos.

Carretero tampoco recibió ni pidió explicaciones por el retraso debido al pueril desafío de “a ver quién aguanta más sin pronunciarse” que dirimieron el presidente entrante y el saliente. Aunque los partidos lo hacen más por hacerse notar que por pasar desapercibidos; sin decir ni palabra, el PP y el PSOE regionales han dejado a medias la reforma del reglamento de las Cortes por una brecha insalvable de cinco minutos. Y es que, si no sobrepronunciaran su alteridad, podríamos estar gobernados por un capitán general y daría lo mismo.

O capitana, quién sabe. Entre los que volvieron de Irak, el reportaje citaba a dos soldadas: Lidia y Vanessa. La primera trabajaba en abastecimientos y la segunda en vigilancia, pero a ninguna se le ocurrió pronunciarse contra el machismo que lleva a los chicos a las tareas que requieren más fuerza bruta. Si el despliegue lo organizara la Diputación de Soria, los sindicatos ya les habrían endilgado el bazoca y el macuto más pesados para que quedara claro que son idénticas a los hombres. Yo aprovecharía los aires de igualdad y me metería de corresponsal de guerra con silla de ruedas y todo.

El otro castellano que tuvo ocasión de hacer suyo el título de esta columna fue Ángel Acebes. Los adivinos vaticinaron que su carrera estaba arruinada después de dar la cara o echársela (según las versiones) del 11 al 13 de marzo. Como a Zapatero, a Acebes le habían descendido prematuramente a Tercera División, grupo octavo, pero ahí le tienen como flamante nuevo secretario general del PP. Tanto Rajoy como él son tipos valiosos, y, ahora que se les han bajado los humos, comandarán una oposición inteligente. Y en 2008, veremos quién recita el discurso de investidura (éste sí que es mejor pronunciarle que escucharle), si José Luis Rodríguez Zapatero o Alberto Ruiz-Gallardón.


 

Referencias y contextualización

La semana anterior, había regresado el penúltimo relevo de las tropas españolas desplegadas en Irak. Entre ellas, el contingente castellanoleonés, que, a las órdenes del comandante Carretero, fue entrevistado por El Mundo de Castilla y León a su llegada el aeropuerto vallisoletano de Villanubla. A la pregunta de qué opinión le merecía la retirada de las tropas anunciada por el presidente entrante José Luis Rodríguez Zapatero, Carretero contestó que se reservaba la opinión. El último relevo del destacamento español había provocado una tensa disputa entre Zapatero y Aznar: el líder del PP le pidió al del PSOE que fuera él el que tomara la decisión de si debía producirse, dado que éste pensaba retirar las tropas en un mes, y Zapatero eludió el embite alegando que esa decisión no le competía a él y que la mecánica natural de relevos debía seguir su curso natural para no mantener a un contingente en Irak más tiempo del estipulado; por culpa de esta polémica, el relevo se demoró ocho horas.

El 23 de febrero de 1981, Antonio Tejero entró en el Congreso de los Diputados a las seis y media de la tarde, y el rey don Juan Carlos apareció en televisión desautorizando el golpe a la una y media de la noche.

En las Cortes de Castilla y León, PP y PSOE rompieron las negociaciones sobre la reforma del reglamento de la cámara debido a que el PSOE reclamaba diez minutos para interpelar al presidente de la Junta y el PP consideraba suficientes cinco. Por esta bagatela se fueron al traste unas conversaciones que llevaban meses en curso, aunque unas semanas después se retomarían de nuevo.

En Soria, los sindicatos habían acusado de machista una oferta de empleo emitida por la Diputación que incluía dos listas: la de celadores mostraba preferencia por los hombres debido al esfuerzo físico que implicaba su labor.

Ángel Acebes, como ministro del Interior, había sido el principal portavoz del Gobierno en los días en los que éste se declaró convencido de que ETA había sido la responsable de los atentados del 11-M (ver "Cuatro días de marzo"), lo que le ocasionó un considerable desgaste a juicio de muchos analistas. Sin embargo, el PP le había refrendado nombrándole nuevo secretario general del partido. El grupo octavo de la Tercera División de fútbol es el que reúne a los equipos de Castilla y León encuadrados en esta categoría.

 

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