28 abril 2010 |
Ocaso y amanecer del mensaje político |
Últimamente, a los políticos les da por lamentar lo que perciben como un creciente desapego de los ciudadanos. Lo ven reflejado, por ejemplo, en esa nueva moda de decir a los encuestadores del CIS que ellos son uno de los principales problemas de España. Bueno. Me apuesto un muestreo de joyas a que el 95% de quienes contestan así no leen un periódico, pero sienten que les queda guay decirlo y además les ahorra confesar que no tienen ni puta idea de qué dice y qué hace cada partido. Por supuesto, están en su derecho de que no les interese, siempre que luego sean prudentes al opinar. Quizás los políticos no sean la solución a muchas cosas, pero, hombre, un problema como el paro o el terrorismo tampoco. Yo diría que, salvo en momentos de convulsión, siempre ha existido esa brecha entre política y sociedad. Por dos razones complementarias. La primera, que a la gente le aburren los detalles técnico-jurídicos de los planes, las leyes y los reglamentos, que son los que realmente condensan la tarea de gobernar y los que influyen en la vida cotidiana. La segunda, que a los periodistas lo que nos mola es servir de correveidiles de las chorraditas retóricas que los partidos hacen como que se dicen unos a otros para que las oiga la opinión pública. Y claro, entre que les ponemos el micrófono todos los días y que ellos no dejan sin replicar una sola declaración del adversario, existe una saturación en la oferta de mensajes que no hay genio de la oratoria que pueda sustraerse a su irremediable devaluación. Lo curioso es que los políticos, en vez aplicarse el plan de austeridad en ruedas y notas de prensa que necesitan para salir de la crisis, mejorando la competitividad de sus mensajes y recuperando el crédito que ya no les conceden los ciudadanos, lo que hacen es emitir más papel de contenido reciclado, sólo que en imprentas nuevas. Escriben blogs, graban vídeos, hacen amigos en Facebook... o anuncian su candidatura a las siete de la mañana en la sierra segoviana. Francamente, no sé quién le aconsejaría a Óscar López, que es un tipo listo y serio, que habla deprisa y aún así dice cosas con sentido, anunciar su venida de esa forma, en plan amanecer de Zaratustra. Y, encima, vistiendo una camiseta de mozalbete y luciendo el lema extraplano de “puro cambio”, que no sé si suena a hueco o a acento mexicano. Luego dirá que, en venganza por el madrugón que les hizo pegarse, los periodistas le sacan cantares. O romances.
|
Referencias y contextualización Por un error de edición, este artículo se publicó en El Mundo de Castilla y León el jueves 29, en lugar del miércoles 28. El jueves anterior, el secretario general del PSOE de Castilla y León, Óscar López, convocó a los periodistas a las siete y media de la mañana en el mirador de Piedras Llanas, en la serranía de Riaza (Segovia), para hacer "un anuncio muy importante", que fue el de su candidatura a la presidencia de la Junta. La reseña del acto puede leerse aquí. Los últimos Barómetros del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) habían situado a los políticos como el tercer o cuarto mayor problema de España, incluso por delante del terrorismo, aunque siempre por detrás del paro generado por la crisis económica. Algunos de los grandes problemas de España para hacer frente a ésta última eran la falta de competitividad y la falta de crédito bancario. El "Amanecer" es la pieza más famosa del poema sinfónico Así habló Zaratustra, compuesto por Richard Strauss y basado en el libro homónimo de Friedrich Nietzsche sobre un ficticio profeta llamado igual que el del zoroastrismo pero que baja de la montaña a enseñar la moral del superhombre. En México, se suele utilizar el adjetivo "puro" en el sentido en el que en España se diría "todo" o "íntegramente" seguidos de sustantivo. El domingo 25, el jefe de la sección de Opinión de El Mundo de Castilla y León, Tomás Hoyas, dedicó a la iniciativa de Óscar López una divertida columna siguiendo el patrón métrico del romance y titulado "Romance de la madrugá".
|
|