28 noviembre 2001 |
Pegarnos (la brasa) noche y día |
Curioso el cartel que convocaba la manifestación de “mujeres contra la guerra”. No acudí, claro está, considerando que se ajustarán mucho más a mis características futuras concentraciones que desfilen tras una pancarta de “capricornios contra el paro” o“primogénitos contra la sequía”. Menos mal. Resultó que la marcha era contra los malos tratos y que una de las consignas más repetidas fue: “¡vaya valentía, pegarnos noche y día!”. No sé dónde habría guardado la grima ante la imagen de 300 mujeres furibundas vociferando semejante masoquismo. (Noche y día, noche y día, noche y...). Puestos a corear perogrulladas superfluas de las que no hace falta llamar la atención porque ya están perfectamente asentadas en la conciencia colectiva, teníamos a pocos metros la protesta contra la impunidad de los salvajes que torturaron a los perros de Reus. Después de que la tele haya multidifundido que esa burrada debe ser tipificada como delito penal, no sé si tiene mucho sentido aprovechar la resonancia mundial de Valladolid para reivindicar lo mismo. Y eso que los adictos a la movilización disponían de la popular ocasión de arremeter contra la LOU. Otra decepción: siguen las huelgas inofensivas (¿cuál sería el seguimiento si fueran de celo?) y las cacharradas coercitivas, se derrocha ingenio en nuevas formas de protesta y, entretanto, continúan a cero la competencia de los alumnos sobre el tema y la variedad de voces y matices dentro de un colectivo monolítico que en cuanto oye la palabra privatización no quiere saber más, rechaza las “medias tintas” y olvida que la izquierda apriorística deja de ser izquierda y se convierte en metafísica. A cambio, nadie se manifiesta para exigir que el Gobierno ponga un mínimo de interés en los secuestrados de Georgia, ni considera siquiera que los impuestos para sufragar la Sanidad transferida deberían ser directos, ni alerta del peligro de que el hallazgo de las células madre se convierta en privilegio de los que puedan pagarse una clínica privada. Por cierto, es por no pegar la brasa noche y día por lo que esta vez he dejado en paz a los embriones, pese a lo que me apetecía aplaudir el descubrimiento, las investigaciones con células madre adultas en el ICICOR, los trasplantes de los últimos días y la subvención de la Junta a Almudena Ramón Cueto. El artículo nonato se iba a titular El camino, la verdad y la vida.
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Referencias y contextualización Una manifestación convocada en Valladolid por colectivos feministas, supuestamente contra la Guerra de Irak y bajo el lema "Mujeres contra la guerra" se convirtió en realidad en una protesta contra la llamada violencia de género. El mismo día y a poca distancia, otra concentración, ecologista, pedía un castigo para los hombres que habían torturado salvajemente a unos perros en Reus. Mientras tanto, seguían las movilizaciones contra la LOU (ver el artículo "¿L(iberalización) O U(ltraje)?" . Otro tema de actualidad era la continuidad del secuestro del empresario vallisoletano José Antonio Tremiño en Georgia, y otros dos no tan puntuales la transferencia de las competencias de Sanidad del Gobierno central a la Junta de Castilla y León (con el problema de que, a decir de algunos, no venía acompañada de una contribución económica proporcional para administrarlas) y el rechazo del PP a las investigaciones con células madre extraídas de embriones. Con células madre adultas había conseguido grandes avances el Instituto de Ciencias del Corazón del Hospital Clínico Universitario de Valladolid; en él, también, se habían practicado con éxito varios trasplantes en los últimos días. Almudena Ramón Cueto es una neuróloga vallisoletana que consiguió regenerar la médula espinal en ratas a partir del trasplante a la zona afectada de la glia olfativa, o tejido que recubre la parte del cerebro que coordina el funcionamiento del olfato. |
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