7 mayo 2003
Ruta de las letras con amigos
 

Desde que vive en Chiclana, mi amigo Jae Hoon está ansioso por descubrir las candentes novedades de Valladolid. Es el tipo más encantador que conozco y le sugiero ilusionado un paseo por la flamante Ruta de las Letras. “A medio camino entre tu casa y la mía”, y nos vemos en la Plaza de San Benito, donde se yergue solemne la Q de Quevedo. Leo su biografía con avidez pero me apetece llamar a Gloria; doce años de comunión perfecta habrían ablandado incluso a nuestro ilustre misógino. “Lo que tarde en llegar el bus”. Vamos a esperarla a Recoletos y contemplamos con fervor la U de Paco Umbral.

Por Gloria conocí a Esther, mi deliciosa compañera de amarettos y orgías de lloros; ¿cómo no invitarla a tomar algo todos en el Café España? De camino nos topamos con la E de Emilio Ferrari. Luego llamo a Nuria, la chica a la que debo los siete mejores meses de mis últimos setenta; ha ido a Hacienda a entregar impresos de la asesoría, así que quedamos en la puerta del Bogart y de paso rendimos homenaje a la C del inigualable Miguel de Cervantes.

Para que el corazón me deje concentrarme en la cultura aviso a Carmelo, que libra en Antena 3. “En Poniente”, y le aguardamos orgullosos ante la H consagrada a Rosa Chacel. De la cuadrilla de Viena’98 ya sólo nos falta David; le pillamos escuchando a Wagner pero accede con sumo interés. La Cruz Verde parece un justo punto intermedio y pronto nos hallamos jurando vasallaje a la O del caballero de Olmedo.

Me gusta el grupo, pero echo de menos a mi descubrimiento del año 2002 y quedo con Pedro en Santa Cruz delante de la R de Rosalía de Castro. Descanso en la plaza y reemprendemos la marcha. Otra vez la R y, un poco más allá, la gloriosa A de la América que Colón regaló a España; allí nos reunimos con Isma, ese chico que siempre me pone de buen humor.

Aún me falta la persona a la que más quiero en el mundo, mi hermano Borja; no va a estar sólo para levantarme la moral. Baja de casa y nos vemos ante la D de Delibes al principio del Campo Grande. Por el camino la pegamos un toque a Sara; la Plaza Madrid es nuestro punto de confluencia, y allí la A de Emilio Alarcos sirve de apropiado cierre crítico y erudito a nuestra maratón literaria. Henchidos de tanta cultura, compartimos nuestra alegría con esos ojos grandes, verdes, rebosantes que se la ponen a Sara de vez en cuando y nos vamos los once a emborracharnos a Malbicho.



 

Referencias y contextualización

La Ruta de las letras fue una peculiar iniciativa con la que el Ayuntamiento de Valladolid quiso celebrar la Historia literaria de la ciudad. Consistió en desperdigar por diversas zonas monolitos consagrados a cada una de las letras del alfabeto. Cada una de ellas se relacionaba con algún autor que hubiera nacido o pasado un tiempo de su vida en Valladolid, bien con un personaje de alguna obra suya. Cada monumento contenía un breve texto con la biografía o algún poema del agasajado, y eso se presentó como un gran proyecto de cultura. Para conocer la opinión que este artículo expresa sobre la Ruta bajo el recurso de una reunión ficticia de amigos y escenarios reales, basta con leer el acróstico formado por las letras visitadas.

Malbicho es una discoteca situada en la calle Gamazo a cuyo tercer aniversario Kiko Rosique ya había dedicado el artículo "Tres años en Malbicho"

 

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