31 octubre 2001
Simplemente una liberación
 

Dice el CSIC que el 48,7% de las adolescentes que quedan embarazadas en Castilla y León deciden abortar. Lo que a mí me gustaría saber es el porcentaje de ciudadanos, seguramente superior, que al enfrentarse a esta noticia no pudieron reprimir un mohín de ofendida repugnancia.

Cabezalocas, irresponsables, egoístas, asesinas, putas. El prisma con el que las chicas que abortan son contempladas por un sector de la población que trasciende edades y grupos sociales es una insuperable amalgama de envidia, insensibilidad, ignorancia y mala hostia, cualidades que se exhiben en plena majestad en el consabido latiguillo de “si ellas se lo han buscado, que apechuguen con las consecuencias”. No es extraño: son las cuatro virtudes cardinales que gobiernan la moral farisea del justo castigo, y encuentran un perfecto campo de cultivo en el puritanismo sexual que se resiste a esfumarse por completo del sustrato de la conciencia colectiva.

Para mí, el dato simboliza simplemente una liberación del ser humano de los grilletes de la moral dogmática. No alude a la cifra absoluta de abortos, que ha descendido respecto a 1990, sino al porcentaje de jóvenes menores de 19 años que, una vez embarazadas, deciden abortar; es decir, que se dan cuenta de que ninguna norma preconcebida y ningún conglomerado de células sin sistema nervioso ni conciencia tienen derecho a arruinarlas la vida.

En realidad, diría que el 48% es aún insuficiente, porque pensar que una de cada dos muchachas que se queda embarazada está en condiciones de ser madre sin renunciar a su propia felicidad se me antoja bastante irreal. Habría que convencer a todas las chavalas de que aquí las que sufren y las que importan son únicamente ellas. Habría que desdramatizar el aborto, dejar de presentarlo como la sórdida opción a la que sólo hay que recurrir en casos extremos, tomarlo como un medio legítimo que tiene la especie humana para salir al paso de las consecuencias no deseadas que se derivan del mayor placer de que puede disfrutar. Habría que desmitificar y desaconsejar tajantemente la épica del “voy a tener a mi hijo”, porque, por desgracia, el día a día nunca ha practicado el mismo dialecto que los arrebatos de buena voluntad.

La vida es sólo nuestra. Sólo a nosotros nos pertenece su goce, sólo a nosotros nos toca padecer su sufrimiento. Sólo a nosotros corresponde el derecho de elegir entre los dos.

 

 

Referencias y contextualización

Una encuesta del Consejo Superior de Investigaciones Científicas publicada en Diario de Valladolid la semana anterior revelaba que el 48,7% de las adolescentes que se quedaban embarazadas en Castilla y León optaba por el aborto. La cifra absoluta de abortos practicados había descendido, sin embargo, respecto al año 1990.

La publicación en 2004 de una fotografía de un feto de doce semanas, con rasgos nítidamente humanos, motivó una rectificación parcial de la tesis sostenida en este artículo en "Las doce semanas".

 

 

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