6 agosto 2008 |
Sobre la dignidad de Tordesillas |
Es tremendo que una jueza considere que la avioneta que Actyma hizo sobrevolar durante el Toro de la Vega de 2006, luciendo la pancarta “Tordesillas, vergüenza humana”, pudo “atentar contra la dignidad de la localidad (…) y sus habitantes”. Ya se sabe que el juicio que los magistrados tienen por oficio no es precisamente el crítico, y que se limitan a aplicar con mayor o menor dosis de interpretación los enunciados de unas convenciones legales que no han dictado ellos, pero convendría que no se dejaran arrastrar por los lugares comunes del pensamiento y tuvieran más rigor en la definición de los conceptos cuando hay en juego consecuencias penales para una persona. La tipificación de un delito no puede sustentarse sobre un término tan lábil y difuso como el de dignidad, que hace imposible concretar en qué consiste un atentado contra la misma. En cualquier caso, parece claro que si alguien o algo posee dignidad, no se la va a arrebatar la aparición de una pancarta crítica en el cielo. Curiosamente, los ecologistas también apelan a la dignidad del toro para deplorar el polémico festejo, cuando el único fundamento real de sus reproches (dolorosamente real) debería ser el sufrimiento. No es descartable que un día los animales cambien de estatus como hicieron los indios americanos en el siglo XVI, al ser reconocidos como personas, y se les considere acreedores de ciertos derechos. Pero eso será un paradigma tan cultural y relativo como el que ahora se la niega. Lo que ya entra en la categoría de lo delirante es atribuir tal dignidad a un municipio, o bien entender que la ofensa a la localidad reverbera automáticamente sobre sus habitantes, que, como personas, son los únicos que podrían merecerla. La interpretación de que Tordesillas ha sufrido un atentado contra su dignidad me recuerda a las tonterías de los nacionalistas cuando proclaman que “Cataluña lamenta…” o “Euskadi quiere expresar…”. Entre los vecinos, habrá algunos que se sientan aludidos (por ejemplo, el Ayuntamiento como persona jurídica, que presentó la querella), otros a quienes les traerá sin cuidado y unos terceros que incluso estarán de acuerdo con la posición y hasta las iniciativas de Actyma. ¿Quién de todos es Tordesillas? Ni siquiera la mayoría numérica puede erigirse en portavoz del conjunto del municipio. ¿Y éste, acaso se ha quejado de algún ataque contra su dignidad? Aspirar a que responda no es más ridículo que pretender que pueda haber sido víctima de uno.
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Referencias y contextualización De la querella interpuesta por el Ayuntamiento de Tordesillas contra la asociación ecologista Actyma y su admisión a trámite en base a los argumentos comentados en este artículo se hace eco esta noticia. Otro artículo sobre el festejo del Toro de la Vega es "Centello quiere ser un embrión". |
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