2 febrero 2011 |
Agitar a Zapatero |
Me imagino que los diseñadores salmantinos de ese ingenioso videojuego de iPhone donde uno debe agitar tan enérgicamente como pueda al presidente del Gobierno para sacarle compromisos de ayuda al desarrollo no se propusieron hacer metáforas de los temas mezquinos y triviales que nos gustan a los periodistas. Pero la verdad es que no podían haber sintetizado mejor la cruel estampa política de los últimos meses, en la que amigos, enemigos y periodistas hacen pinza para asfixiar al muñeco de vudú y arrancarle el anuncio de que no repetirá. No es que yo sea especialmente afín a Zapatero. Coincido con la mayoría de sus críticos en que es un tipo intelectualmente inane, proclive a la improvisación, bastante imprudente y demasiado amigo de los gestos y discursos fáciles, como, sin ir más lejos, esa loa vacía al Estado autonómico mientras Aznar le llama al análisis riguroso de sus costes. Pero confieso que me molesta la saña con que el PP personaliza implacablemente en él la crisis, el paro y la deuda, como si pudiera haber hecho mucho más ante el estallido de las burbujas inmobiliario-financieras en que flotaron confiados todos los gobiernos de EEUU y España desde los años 90. Ya en la anterior legislatura, los populares focalizaron en Zapatero sus acusaciones de querer romper España y rendirse a ETA, pero eran tan absurdas que movían a risa. Las de ésta, en cambio, mueven a votantes y tertulianos, a quienes les cuesta discernir en economía, y sus profecías de descrédito se autocumplen con la inestimable ayuda de la prensa. Mientras tanto, los socialistas aceptan el papel de cómplices y empujan a su líder a emprender la gran evasión, que diría Fernández Mañueco. Ya empiezan a sentir el frío que se pasa estando cuatro años en la nevera de Steve McQueen. Sólo una secreta esperanza me alivia la comezón que me produce esta injusticia contra el presidente. Después del pacto social (por cierto, menudo drama por dos añitos más de curro, cuando la mayoría de la gente no sabe qué hacer con su tiempo libre, y qué raro que los mercados reciban con tanto agrado una reforma que sólo ahorrará gasto público de aquí a 30 años), Zapatero podrá legar ya todo el mando a Rubalcaba (sin duda el mejor candidato, inexpugnable en un debate para todo el PP excepto cierta paisana de ZP), recibir homenajes de los suyos y dedicarse a lo que más le gusta y mejor se le da, que no es el poder sino la conciliación, el paternalismo, los guiños, el buen rollo. Confío en que, más que de presidente, será feliz haciendo de rey. |
Referencias y contextualización La empresa infomática salmantina Babel Dreams había inventado una aplicación para iPhone, recogida en el suplemento Innovadores de El Mundo de Castilla y León del 31 de enero, en el que el usuario tenía que agitar una imagen del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, para arrancarle compromisos de ayuda al desarrollo. La semana anterior, se había agudizado el debate sobre su eventual sucesión en el PSOE al filtrarse un supuesto plan para efectuarla después del verano y entregar el partido al vicepresidente, Alfredo Pérez-Rubalcaba, considerado "el mejor candidato" por los socialistas. Otro debate lo había suscitado su antecesor en el Gobierno, José María Aznar, al cuestionar la viabilidad del Estado de las Autonomías, a lo que el PSOE había contestado defendiéndolo genéricamente como un modelo de éxito e integración de las regiones (sobre este tema, se puede leer "Amor eterno por interés"). El 30 de enero, el secretario general del PP de Castilla y León y consejero de Interior y Justicia de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, ironizó que el PSOE de esta comunidad parecía la película La gran evasión porque los tres primeros nombres de su lista a las elecciones autonómicas de mayo preferían trabajar en Madrid. En este filme, el personaje interpretado por Steve McQueen, un soldado norteamericano preso en un campo de concentración nazi, era constantemente castigado por sus intentos de fuga siendo enviado a pasar un tiempo a una caseta donde hacía tanto frío que la llamaban "la nevera". Zapatero acababa de marcarse un pequeño éxito al lograr un acuerdo con los agentes sociales para la reforma del sistema de pensiones que incluía un retraso de la edad de jubilación de los 65 a los 67 años, bien recibido por los mercados por el ahorro en las cuentas públicas y el consiguiente saneamiento de la deuda. En medios periodísticos se llegó a sopesar la posibilidad de que el presidente anunciara su decisión sobre la sucesión cuando culminara unas reformas económicas que consideraba decisivas para España pese al coste electoral que le pudiera suponer. Zapatero es natural de Valladolid, igual que la portavoz del PP en el Congreso de los Diputados, Soraya Sáenz de Santamaría, habitual contrincante parlamentaria de Rubalcaba en las preguntas de la sesión de control al Gobierno.
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