12 diciembre 2001 |
Aguinaldos |
En Navidad todos somos un poco mejores. El gozo nos embarga, nuestro corazón se abre como una humilde florecilla, y apenas reparamos en gastos cuando se trata de realizar ese pequeño esfuerzo que tan feliz puede hacer al prójimo. Será eso por lo que el Ayuntamiento ha juzgado su deber hacer una excepción en la austeridad de inversiones y, con la certeza de que cuenta con el fervor de hasta el último vecino del último barrio de Valladolid, se ha dejado 50 millones de pesetas (300.000 euros) en este Navipark que, si Bin Laden no lo remedia, ametrallará a los santos inocentes con color de rosa y luces de Cortylandia a cambio de 100 pesetas (0,6 euros) cada vuelta de lavadora de cerebros. ¡Por Dios vivo, con lo que luego cuesta reeducarlos! Hace un mes, el Ayuntamiento no se dignó conceder al vigilante nocturno del engendro más refugio que el pesebre ni más ofrenda que 975 pesetas (5,86 euros) a la hora. Ya se sabe: para conservar las tradiciones siempre habrá alguno al que le toque seguir naciendo pobre. A la Junta también le ha vibrado la fibra sensible, y donará 10 millones (60.000 euros) para que un tribunal de doctores de la LOU ponga en marcha la evaluación pública del profesorado. Será oportuno que la sociedad se entere de que hay muy pocos como Teófanes o Julio Valdeón, pero los de Alternativa llevan años exigiendo que se divulgue de una vez la encuesta docente y lo más que han conseguido es que les envíen a discutir a la casa de su padre. Eso sí, quien no puede permitirse ni un aguinaldo es el Gobierno central. Su papel es de salvaguarda de los asuntos de Estado, y, como ya saben homosexuales, proabortistas e institutos de secundaria, se rige por una política aconfesional que no entiende de pascuas. Con los 95 millones (571.000 euros) del rescate de José Antonio Tremiño apechugará sólo su familia (que, para que nadie me acuse de tramposo, declaro de antemano que son parientes colaterales míos). Madrid invierte en otras cosas, como ese satélite de 9.500 millones (57 millones de euros) que le permitirá bombardear (¿qué?) las noches oscuras en que no haya estrella de Oriente. Pese a todo, la verdad es que el espíritu navideño se deja sentir incluso en los reductos de oro, incienso y mirra donde menos esperanza había de que llegase. Me parece que unos pastores de Alaejos querían transmitirle la buena nueva al ecónomo del Avispado de Valladolid.
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Referencias y contextualización El Ayuntamiento de Valladolid, en manos del PP, y a pesar de su vocación de recorte del gasto público, construyó para las Navidades de 2001 un oneroso decorado en la Plaza Mayor, llamado Navipark, como atracción para los niños.Cortylandia es el nombre que El Corte Inglés da a sus instalaciones navideñas, cuya estética imitaba descaradamente el Navipark. Su vigilante nocturno le contó a Kiko Rosique que cobraba sólo 975 pesetas a la hora. La Junta de Castilla y León se había aprestado a contribuir con 10 millones de las pesetas a las que le quedaban quince días de vida para la constitución del tribunal de habilitación del profesorado universitario que preveía la Ley Orgánica de Universidades (LOU). Sobre esta ley, ver el artículo "¿L(iberación) O U(ltraje)?". Teófanes Egido es catedrático de Historia Moderna en la Universidad de Valladolid. Julio Valdeón Baruque lo es de Historia Medieval. La encuesta de evaluación del profesorado por los alumnos y su repercusión en los incentivos económicos que se reparten por antigüedad es una vieja reivindicación del sindicato de estudiantes mayoritario en la Universidad de Valladolid. Según el Evangelio, cuando Jesús de Nazaret se escapó a los 12 años y se fue a hablar con los doctores del templo, al ser encontrado por su familia se excusó explicando que tenía que estar en "la casa de su padre". El Gobierno del PP se había mostrado permanentemente dispuesto a bloquear la investigación con células madre embrionarias, el matrimonio civil entre homosexuales y la ampliación de la ley del aborto, de acuerdo con su ideario democristiano. Estos días, se negó a pagar el rescate de José Antonio Tremiño, empresario vallisoletano secuestrado en Georgia, y trascendió la noticia de que había invertido 95.000 millones de pesetas en adquirir un satélite que permitiera a nuestro Ejército bombardear en noches con niebla. El Arzobispado de Valladolid había ignorado la última voluntad de la vecina de Alaejos Teresa Villanueva, millonaria que en su testamento le había legado todos sus bienes con el fin explícito de que reparase las ermitas de la villa. El Arzobispado había desoído la petición y se había quedado con el dinero, lo que motivó una campaña de protestas de los vecinos de Alaejos delante del Palacio Episcopal. Por cierto, el término "Avispado de Valladolid", acuñado en este artículo, fue adoptado por los manifestantes de Alaejos y reproducido en sus pancartas en sus próximas movilizaciones. Una parodia en verso de esta polémica se puede leer en "Canción del ecónomo".
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