4 mayo 2005 |
Argumentos cuantitativos y cualitativos |
El Club de Fumadores por la Tolerancia incurre, en sus diatribas desesperadas contra la Ley del Tabaco, en la misma alternancia de argumentos cuantitativos y cualitativos que exhibe el Foro de la Familia en relación con el matrimonio homosexual. Es una contradicción de partida, porque equivale a hacer simultáneamente dos peticiones de principio incompatibles entre sí. Como explica Perelman, los argumentos cuantitativos se basan en el criterio de la mayoría que rige, por ejemplo, en las democracias, mientras que los cualitativos dan prioridad al derecho individual y la verdad inalienable de una esencia única aunque se encuentren en inferioridad numérica. Lo terrible para estas asociaciones y posiblemente la propia causa de su confusión argumental a dos barajas es que, después de todo, salen perdiendo en ambas. El Foro de la Familia recolectó medio millón de firmas y, con ellas en la mano, se pregunta qué urgencia tenía aprobar una reforma del Código Civil que beneficia tan sólo a 30.000 personas. Al margen de lo mezquinos que son sus cálculos (otros estudios estiman que entre el 8 y el 10% de la población mundial es gay), de acuerdo con las encuestas el 70% de los españoles respalda la iniciativa del Gobierno. Por otro lado, desde premisas cuantitativas, democráticas, difícilmente se puede protestar por el hecho de que la conciencia de los funcionarios “quede sustituida por la mayoría gobernante coyuntural”. La conciencia y la supuesta esencia heterosexual del matrimonio sólo se podrían defender con argumentos cualitativos… y éstos, a su vez, justifican el derecho de casarse que asiste a cualquier individuo homosexual, por muchas firmas que le echen encima. Los Fumadores por la Tolerancia se quejan de que la Ley del Tabaco reprima a “un colectivo tan grande”, cuando lo cierto es que sólo constituimos el 30% de la población. Desde premisas cualitativas, reivindican el derecho de cada uno a fumar en el trabajo, pero éste queda anulado por el que tienen nuestros compañeros a no respirar humo. Sea como sea, los derechos individuales no protegen ninguna esencia natural, sino valores y hábitos extendidos culturalmente, y la Ley del Tabaco obligará a muchos a abandonar el suyo por la fuerza (algo que, por cierto, cuantitativamente estamos deseando dos tercios de los fumadores). La prohibición de los cigarrillos, aunque sea en plan despotismo ilustrado, llevará a que un día nadie conciba que las empresas tienen ninguna obligación de habilitar salas especiales para fumar. Al fin y al cabo, tampoco hay espacios habilitados para masturbarse en la oficina y hasta ahora a nadie le ha parecido una conculcación de sus derechos.
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Referencias y contextualización El viernes 22 de abril coincidieron la aprobación parlamentaria de la Ley del Tabaco (una de cuyas aplicaciones sería la prohibición de fumar en los lugares de trabajo) y de la reforma del Código Civil que homologaba los matrimonios homosexuales. Dos de los colectivos ciudadanos que más se distinguieron en su rechazo a ambas medidas fueron, respectivamente, el Club de Fumadores por la Tolerancia y el Foro Español de la Familia, con argumentos y declaraciones textuales como los que se menciona de manera indirecta en el artículo. Chaïm Perelman es uno de los teóricos más importantes de la Retórica en el siglo XX. Su compendio ensayístico fundamental es el Tratado de la argumentación (1958), escrito junto a su discípula Lucie Olbrechts-Tyteca. Dos visiones irónicas sobre el progresivo avance de las campañas contra el tabaco son "Fumar mata a sustos" y "La metamorfosis".
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