11 mayo 2011 |
Cicatriz EKIA |
La CIA quería darle un tinte épico a la operación para capturar y/o liquidar a Bin Laden y por eso la bautizó con el nombre de “Gerónimo”. Seguramente confiaba en que la leyenda siempre se impone a la Historia y nadie le iba a objetar que al jefe indio lo fue a apresar, no un comando de élite, sino medio ejército americano, ante cuya superioridad numérica el apache optó por entregarse él solito. Ahora que conocemos el desenlace más bien pedestre de la operación (el terrorista muerto a tiros detrás de una puerta, víctima de una incursión ejecutada con una furtividad rayana en la alevosía), parece que el indio en honor del cual habría sido más preciso bautizarla no es Gerónimo, sino Cicatriz, el jefe comanche que hace de malo en The Searchers, ese soberbio western de John Ford que aquí se tradujo como Centauros del desierto. Un título, dicho sea de paso, que habría valido igual para cualquier película del oeste, de cruzados, o para La carga de la brigada ligera. La cinta de Ford supone para los westerns clásicos la misma desmitificación que Don Quijote significó para los libros de caballerías. Tras una búsqueda infructuosa de más de cinco años entre rocas y arena para vengar una venganza como la que Al Qaeda ejecutó contra las torres gemelas, un puñado de cowboys de élite dignos precursores de los SEAL entran en el campamento comanche. Allí, el personaje interpretado por Jeffrey Hunter hiere a Cicatriz de un disparo cuando éste entra en su tienda y John Wayne, héroe de tantos duelos supremos en otras películas, le degüella vulgarmente sin mayores alharacas. Así es como quiso que fuera Obama. El presidente demócrata, siempre tan prudente, se propuso huir de la insolencia de las hazañas bélicas y las ostentaciones peliculeras que tanto gustaban a Bush. Lo que no pudo prever es que, en esta sociedad mediática, hasta una agencia norteamericana como Associated Press iba a hacer deshonor al patriotismo que se le supone otorgando más importancia a publicar las fotos que a prevenir posibles represalias. De momento, no sabemos si quizá por último, nos han filtrado una imagen cotidiana de Bin Laden que no me extraña que a Al Qaeda le resulte más difícil reconocer que su propia muerte, admitida casi a la primera. A primera vista, cualquiera apostaría que la estampa de un anciano en una residencia de tercera recordando sus glorias pasadas va a destruir su aureola mítica para siempre. Aunque nunca se sabe. La famosa foto que se hizo Gerónimo en plan guerrillero de circo años después de ser capturado tampoco le ha impedido, un siglo después, poner nombre a la operación especial estadounidense más lograda desde entonces.
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Referencias y contextualización La noche del domingo 1 de mayo, un comando especial de los SEAL norteamericanos desarrolló la llamada "Operación Gerónimo", que encontró en una vivienda de Pakistán y asesinó al líder de la red terrorista Al Qaeda, Osama bin Laden, a quien buscaba desde los atentados del 11-S contra las Torres Gemelas de Nueva York y el Pentágono (sobre ellos, puede leerse "De los nuestros"). El mensaje que el jefe de la CIA transmitió al presidente de EEUU, Barack Obama, para confirmarle el resultado de la operación fue, de acuerdo con los protocolos militares: "Geronimo EKIA ('Gerónimo Enemy Killed In Action'). Según los detalles de la operación que se conocian en el momento de publicación de este artículo, la incursión se realizó sin informar al Gobierno paquistaní, supuesto aliado de EEUU, y Bin Laden fue tiroteado casi a quemarropa cuando pretendía refugiarse en una habitación de la casa donde vivía. El Gobierno estadounidense anunció que, para no herir sensibilidades de los musulmanes y evitar posibles represalias, no publicaría las fotos del cadáver de Bin Laden, porque había sufrido un disparo en el ojo y eran "espantosas". Sin embargo, la agencia de noticias Associated Press amenazó con demandar al Ejecutivo por ocultar imágenes de tanto valor informativo. Mientras decidía si atendía la demanda, el Gobierno estadounidense filtró unos vídeos encontrados en el registro de la casa de Bin Laden; uno de ellos mostraba al líder terrorista en una escena cotidiana en la que se le veía muy avejentado, en una habitación miserable y viendo en un vídeo la cobertura informativa de sus propios mensajes al mundo varios años atrás. Al Qaeda, que había reconocido al día siguiente la muerte de Bin Laden, puesta en duda por muchos ante la falta de pruebas gráficas, dijo que el vídeo en cuestión era falso. Gerónimo, en su última época, también aceptó que los medios de comunicación le hicieran fotos armado con un rifle en recuerdo un tanto sonrojante de los tiempos en que se resistió a la colonización blanca.
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