21 octubre 2009 |
El blindaje y lo que se blinda |
La palabra blindaje suena tan militar e inexpugnable, y a la vez tan lustrosa y exclusiva, que sugiere de inmediato una estampa de desequilibrio, injusticia, clasismo e impotencia de la parte a la que le es imposible corregir su desventaja. Parece expresamente inventada para definir el concierto económico vasco. Sin embargo, de todas las protestas que ha suscitado esta rémora del Antiguo Régimen, sorprendentemente consentida por Cánovas del Castillo e inexplicablemente restaurada en la Constitución, la menos fundada es justo la que ha provocado eso que se ha dado en llamar su “blindaje”. Por lo menos, si dejamos de lado que éste saldrá adelante en el Congreso por el acuerdo impúdico entre un PSOE que ya ni se preocupa en disimular que es capaz de pactar lo que sea con quien sea y un PNV que se jacta con toda naturalidad de estar barriendo para casa renegando de su propia opinión sobre los presupuestos. Más allá de las mezquindades parlamentarias, lo que se admitió a trámite la semana pasada no es un blindaje, porque las disposiciones adoptadas por las Juntas provinciales vascas en materia tributaria, desde ahora con rango de ley, siempre podrán recurrirse al Constitucional y a los tribunales europeos, que son prescisamente las dos instancias donde llevó Castilla y León el evidente agravio de las vacaciones fiscales. Sólo escaparán a los tribunales ordinarios y a las denuncias por lo contencioso administrativo que tenga a bien presentar cualquier particular. Este salto cualitativo en su fortaleza es completamente lógico, dado que homologa las normas fiscales aprobadas en el País Vasco a las del resto de comunidades. Hasta ahora existía un desequilibrio, derivado de la absurda excentricidad de respetar la tradición según la cual estas competencias, en Euskadi, corresponden a las Juntas Forales, que no pueden dictar leyes. Lo que ocurre es que, con blindaje o sin él, el concierto económico vasco sigue siendo irracional e injusto, desde el momento en que una región rica se está limitando a devolver al Estado lo que éste invierte en ella. Tras el debate del martes, Txiki Benegas me aseguró que el problema del concierto no es de concepto, sino de la cuantía del cupo. Es un modo de decirlo: habría que elevarlo hasta la cantidad que al País Vasco le corresponda aportar a la solidaridad interterritorial. Pero no sólo eso; también se debería equiparar su capacidad normativa en este tema a la de las regiones limítrofes, a las que no les queda ni siquiera la oportunidad de competir, y que no tienen por qué ser las eternas pagadoras de la fidelidad de Euskadi a España.
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Referencias y contextualización El martes 13, el Congreso de los Diputados aprobó la toma en consideración de una proposición de ley presentada por el PNV para otorgar rango de ley a las normas dictadas en materia fiscal por las Juntas Generales de Álava., Guipúzcoa y Vizcaya (una iniciativa a la que se acusó de suponer un "blindaje" del concierto económico vasco). El PSOE unió sus votos a los del PNV a cambio de que los nacionalistas vascos facilitaran con los suyos la aprobación de los presupuestos generales del Estado para 2010, cuya primera lectura en el Congreso salió adelante el martes 20. La postura de la Junta de Castilla y León contra el llamado blindaje del concierto vasco se resume, por ejemplo, aquí, y la serie de contenciosos planteados entre ambas comunidades queda detallada aquí. Otro artículo sobre los privilegios fiscales del País Vasco como compensación a cambio de su permanencia en España es "Paz y fueros". |
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