17 septiembre 2008
Paz y fueros
 

Quizá sea un exceso de suspicacia suponer que alguna mano oculta ha delineado la milimétrica coincidencia en el tiempo de la prohibición del referéndum de Ibarretxe y la inhibición del Tribunal Europeo en las vacaciones fiscales vascas, pero resulta imposible sustraerse a la impresión de que la Historia se repite. Una vez más, la insatisfacción de las aspiraciones políticas del nacionalismo se mitiga con el premio de consolación de los privilegios económicos, y el Gobierno de turno accede a la componenda pese al evidente perjuicio directo o indirecto que conlleva para otras regiones.

Durante la primera guerra carlista, los liberales adoptaron la máxima “paz y fueros” para arrebatarles el arma propagandística a sus enemigos. Luego, unos y otros se dieron un abrazo en Vergara, confirmaron los privilegios “sin perjuicio de la unidad constitucional de la Monarquía” y, desde entonces, los demás españoles se tienen que aplicar vaselina para sobrellevar tanto amor a la patria. Cuando el signo de los tiempos y la definitiva derrota carlista jubilaron por fin las excepciones institucionales y militares, los llamados “fueristas transigentes”, que sabían bien dónde tenían que transigir, siguieron el ejemplo de sus camaradas navarros y le entregaron todo a Cánovas a cambio del concierto económico.

Ni los constitucionalistas de 1931 ni los de 1978 se atrevieron a romper con esta herencia antediluviana, no vaya a ser que se nos echen al monte, y un uniformizador como Franco sólo abolió la anomalía en Vizcaya y Guipúzcoa por ser “provincias traidoras”, y enjuagó con el grifo de las inversiones la mancha que el pueril calificativo hubiera podido causar al honor de su burguesía. Tras 30 años de democracia, el cupo vasco ya es indiscutible, y, si Europa escurre el bulto y se niega a remediarlo (pese a haber condenado repetidamente a España por una práctica que ha declarado contraria al derecho comunitario), terminarán siéndolo también las vacaciones fiscales.

Seguro que tanto uno como las otras son constitucionales (de hecho, también Madrid redujo en enero el Impuesto sobre el Patrimonio, antes de que se anunciara su supresión total), y que el referéndum, en cambio, no lo es, pero la autodeterminación le haría menos daño a Castilla y León que la desventaja fiscal y la deslocalización de empresas le es mucho más rentable al País Vasco que cualquier tentativa soberanista. En fin, ambas partes tenían que ceder en algo. Paz (unidad) para España y fueros (concierto) para el País Vasco. Para eso sirven las dos almas del PNV.

 

 

 

Referencias y contextualización

El jueves 18, el Tribunal Europeo de Justicia sentenció que el pleito de las vacaciones fiscales vascas (un Impuesto de Sociedades del 28% frente al 30% del resto de comunidades autónomas, con el consiguiente peligro de deslocalización de las empresas para las regiones limítrofes) era un asunto interno de España y eludió pronunciarse al respecto, remitiéndose al Tribunal Superior de Justicia del País Vasco, que le había trasladado la consulta. Al día siguiente, el Tribunal Constitucional declaró ilegal el referéndum que el lehendakari Juan José Ibarretxe tenía previsto convocar en octubre en el País Vasco sobre el fin de la violencia terrorista y la autodeterminación.

El Abrazo de Vergara de 1839 puso fin a la primera guerra carlista; meses después, una ley reconoció la vigencia de los fueros vascos y navarros "sin perjuicio de la unidad constitucional de la monarquía". Dos años más tarde, la llamada "ley paccionada" eliminó las peculiaridades navarras a cambio de la firma del primer Convenio económico, y en 1877, al fin de la tercera guerra carlista, las provincias vascas acordaron con el presidente del Gobierno Antonio Cánovas del Castillo una solución similar con el establecimiento del cupo. Con la expresión "las dos almas del PNV" se suele hacer referencia a las dos facciones, una automista y otra soberanista, que conviven en el partido casi desde su fundación, y también se alude peyorativamente al doble juego en que suelen incurrir sus iniciativas.

Del llamado Plan Ibarretxe y su proyecto de referéndum hablan los artículos "Después de la ilegalización", "Si yo fuera vasco", "Como yo no soy vasco", "El combate del año" e "Ibarretxe saca la cabeza".

 

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