17 octubre 2007
El Día del Orgullo Español
 

Rajoy nos instó con mirada, verbo y casi cetro solemnes a sentirnos orgullosos de ser españoles, y Zapatero afirmó que su país es lo que más ama después de su familia y que si a veces se lo calla es sólo porque así se es mejor patriota. León de la Riva nos propuso colgar la bandera en el balcón, léase en aquellos hogares donde el tendal con las braguitas dé al patio interior, y Soraya reclamó, se supone que sin pretensiones cáusticas, izarla en la plaza del Matadero. Es tan pleno el consenso que la Falange, por decir algo distinto, tuvo que sacarle los trapos sucios a la Junta recordándole que el rojigualda falta en varios edificios públicos de Palencia.

Uno ya apenas se atreve a replicar, por temor a que le silben, que a él no le sale amar un ente sin rostro humano; ni enorgullecerse de un acto, el de nacer, donde personalmente ni pinchó ni cortó; ni percibirse como parte de un grupo, máxime de uno del cual no conoce a la inmensa mayoría de sus miembros; ni identificarse con éstos por compartir un rasgo que apenas le ha influido al lado de factores ajenos a ellos como las cosas que le han pasado, la gente que ha conocido o los libros que ha leído. Y, si le imponen la humillante obligación de profesar lealtad a los condicionantes que le han hecho como es y no poder ser de otra manera, se preguntará por qué se la debe a su país y no a los más decisivos de su barrio, su estrato social burgués, su condición de primogénito o su nacimiento en el último cuarto del siglo XX.

No alcanzo a atisbar por qué hay que contrapesar a los nacionalistas igualando su estulticia, combatir su cerrazón hacia la bandera española con nuestro empeño en clavársela en la cerviz y prolongar así el eterno empate al que aboca la colisión de los mitos carentes de base racional. Ni cómo es que las 60 páginas de la Constitución han sido tan sabiamente escritas que de ellas emana todo nuestro bienestar y no se puede tocar ni una coma; no sólo las que puntean nuestra ordenación institucional, económica y social, sino tampoco las del artículo de la integridad territorial, premisa al parecer indispensable de nuestra democracia según la campaña “Somos España” que Nuevas Generaciones lanzó en la capital del Movimiento. Con todo, lo que más me inquieta es que Herrera y León de la Riva alaben el 12 de octubre porque nos vincula a América. ¿He de deducir que harían lo propio con el 1 de septiembre como lazo de unión entre Alemania y el resto de Europa si los nazis hubieran ganado la guerra y culminado el proyecto "civilizador" del continente que tenían previsto llevar a cabo bajo su égida y liderazgo?

 

 

Referencias y contextualización

La Fiesta de la Hispanidad de 2007 se celebró en medio de la polémica entre el PP y el PSOE por la apropiación de los símbolos nacionales ante el rechazo de los nacionalistas a colgar la bandera española en sus edificios públicos, cosa a la que los populares querían obligarles y respecto a la que acusaban a los socialistas de inhibición. Mariano Rajoy protagonizó un vídeo, muy criticado por sus adversarios debido a la pose de jefe de Estado que adoptó, en el que conminaba a los ciudadanos a sentirse orgullosos de ser españoles. José Luis Rodríguez Zapatero, que había sido silbado durante el tradicional desfile militar, contestó que el mejor patriota era quien no hacía ostentación de serlo, y dijo de sí mismo que su país era lo que más amaba, sólo después de su familia.

En Valladolid, el alcalde Javier León de la Riva pidió a los vallisoletanos que colgaran la bandera en sus balcones para conmemorar el 12 de octubre y la candidata socialista Soraya Rodríguez reclamó que se izara en la plaza del antiguo matadero. Falange Española denunció su ausencia de varios edificios públicos palentinos y Nuevas Generaciones, las juventudes del PP, arrancaron en su convención, celebrada en Burgos, la campaña "Somos España", defendiendo el orgullo patriótico y los valores democráticos que encarna la Constitución. Tanto León de la Riva como el presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, defendieron que la Fiesta de la Hispanidad se celebrara el 12 de octubre porque esta fecha vincula a España con América.

Una crítica a todos los nacionalismos es "Fascismo por fascismo" y una crítica al concepto de nación "Nación, esencia e Historia".

 

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