16 abril 2008
El PP, empresario o cruzado
 

Tras la segunda derrota electoral de Mariano Rajoy, sólo era cuestión de tiempo que el PP pusiera la coda a la obertura de autoovaciones y se arrancaran con sonoras arias los grillos inquietos que entrechocan en la jaula. Los partidos políticos son un tipo de empresas que se dedican a la producción de poder para luego repartir dividendos en forma de cargos, prebendas y favores a sus militantes y apoyos externos, y 12 años con las máquinas paradas son un camino casi seguro a la bancarrota. Cuando sus acciones están bajas, es inevitable que surjan caballeros blancos deseosos de labrarse su fortuna evitando que la empresa sea engullida por la lógica del mercado. Aún está fresco el recuerdo de las gestas de los dos últimos rescatadores: José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero.

Pero la sucursal del PP en Castilla y León, como casi todas, ha cerrado filas en torno a la dirección actual y no se ha esforzado en disimular su hostilidad hacia los capitalistas advenedizos. “Que lo exprese con claridad”, dijo Fernández Mañueco la semana pasada sobre la posible candidatura de Esperanza Aguirre; el PP no debe “dar espectáculos”, puntualizó Herrera el lunes en la junta directiva regional a la que asistió Rajoy para premiar la fidelidad de sus correligionarios castellanoleoneses y de paso darse un baño de adhesiones. Son literalmente las palabras que han salido estos días del círculo de Alberto Ruiz-Gallardón.

Corren malos tiempos para la épica. Aguirre no es diputada, no puede liderar a la oposición en el Congreso (astuta y sibilina que fue, después de todo, la doble exclusión de los aspirantes), y cualquier observador realista sabe que, a diferencia de Gallardón, no aportaría al partido ni un voto más de los que ya recaba Rajoy. Sólo ella y Jiménez Losantos (más preocupado por la posibilidad de perder su influencia sobre el partido que por el presunto egoísmo de los barones acomodados en su predio) pueden pensar que el PP ha caído por no “dar la batalla”; en una legislatura tan polarizada como la última, se izaron bien alto todas las banderas, se movilizaron todas las huestes, y resultó que las populares son más ruidosas, pero menos. Ahora pueden seguir creyéndose en posesión de la fe verdadera e inflando en los adeptos el odio al infiel, o abandonar el integrismo y seducir a unos cuantos paganos para dar la vuelta a la relación de fuerzas. La disyuntiva no es entre Rajoy y Aguirre, igual de liberales y conservadores, ni entre Zaplana y Soraya, igual de pragmáticos. Es entre la mentalidad del empresario y la del cruzado.

 

 

Referencias y contextualización

El Partido Popular de Castilla y León celebró el lunes 14 en Valladolid su junta directiva regional, a la que asistió el presidente nacional Mariano Rajoy, estos días cuestionado tras su segunda derrota electoral y amenazado por la posible candidatura de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, a desbancarle de la dirección del PP en el congreso del partido en junio. Rajoy acababa de sustituir a Eduardo Zaplana como portavoz del PP en el Congreso de los Diputados, nombrando en su lugar a Soraya Sáenz de Santamaría.

El influyente locutor de la Cadena COPE Federico Jiménez Losantos, el mayor instigador de la beligerante oposición que había ejercido el PP en la anterior legislatura, había criticado a Rajoy por ésta y otras tomas de posición, que interpretaba como una acomplejada moderación de su discurso, y defendía más o menos explícitamente la candidatura de Aguirre, que se había mostrado partidaria de "dar la batalla" al PSOE en el terreno de las ideas. Sobre la labor de oposición del PP en la anterior legislatura pueden leerse también "Una estupidez, no una tragedia" y "Triste elección". En la misma línea, un artículo más extenso sobre la perniciosa influencia de Jiménez Losantos sobre la estrategia del PP es "El mejor lacayo del Gobierno", y otro sobre la doble exclusión de Alberto Ruiz-Gallardón y Esperanza Aguirre de las listas electorales a las elecciones de 2008 "Lo peor para el PP, lo mejor para Gallardón y para España", ambos publicados en Periodista Digital.

 

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