30 marzo 2011
Fusiones trampa
 

 

Por el bien de la democracia, confío en que el Banco de España haga suyo cuanto antes el loable celo que están mostrando los tribunales y salga al paso de las añagazas de última hora que se les han ocurrido a algunos para tratar de colarse fraudulentamente en las instituciones. Si los jueces y fiscales van a inspeccionar con lupa esa sospechosa coalición entre Eusko Alkartasuna y la izquierda abertzale, los inspectores de MAFO no deben ser más condescendientes con la traicionera integración de Caja España-Duero y Unicaja.

Los paralelismos son inquietantes. En el País Vasco, los herederos de Batasuna pretenden atracar en el puerto seguro y legal que es Eusko Alkartasuna, y este partido zambullirse en la amplia base electoral que tiene la primera; de igual forma, la fusión financiera castellano-andaluza se cimenta sobre una maquiavélica simbiosis en la que una de las entidades pondrá el capital y la otra la falta de riesgo.

Por otra parte, ¿habían oído ustedes alguna vez a los responsables de Caja España-Duero expresar su compromiso o sintonía con el proyecto de Unicaja? Naturalmente que no: Castilla y León y Andalucía sólo tienen en común los disgustos fluviales. Por eso, resulta inverosímil que en tan poco tiempo dichos dirigentes hayan experimentado semejante cambio de pensamiento; máxime cuando es evidente que, salvo Lucas Hernández, se trata de las mismas personas de siempre.

No cabe sino concluir que Caja España-Duero ha ejecutado una maniobra tramposa y oportunista destinada únicamente a burlar los requisitos de capitalización. Aunque ahora los cumpla de la mano de Unicaja, parece claro que la nueva entidad será hija de la primera y que mantiene una continuidad con respecto a una entidad que de ningún modo habría pasado el filtro del lunes. Aunque tanto en el caso de Bildu como en el de la nueva caja existen mecanismos para retirarles posteriormente del escenario en cuanto incumplan la ley, tenemos derecho a dudar desde ya mismo si no volverán a las andadas. Sobre esa base, espero que el Banco de España, igual que el Supremo, no se deje engañar e impida el registro de ésta y el resto de fusiones trampa que han ejecutado las cajas de ahorros de todo el país abusando de la buena voluntad de los demócratas.

 

 

 

Referencias y contextualización

Tras ilegalizar el Tribunal Supremo el nuevo partido abertzale Sortu, por considerarlo hijo de Batasuna y ver una continuidad de personas con este partido ilegal (algo que ya se criticó en "El desilegalizador que desilegalice"), otro colectivo de este entorno anunció la semana anterior que se presentaría a las elecciones municipales y forales del 22 de mayo en una coalición llamada Bildu con los partidos legales Eusko Alkartasuna y Alternatiba. El PP, UPyD y muchos comentaristas denunciaron esto como una nueva añagaza de los abertzales para colarse en las instituciones y reclamaron al Gobierno que solicitara también su ilegalización.

En este artículo, tales argumentos se reducen al absurdo imaginando qué ocurriría si se aplicaran al proceso de fusiones de cajas de ahorros que se estaban produciendo en las últimas semanas para cumplir con los nuevos requisitos de capitalización y solvencia que les exigía el Banco de España (presidido por Miguel Ángel Fernández Ordóñez, a veces apodado con su acrónimo MAFO) dentro del plan de reestructuración del sistema financiero, cuyo primer plazo se cumplió el lunes 28.

Una de esas fusiones de última hora fue la de Caja España-Duero con Unicaja, que provocó la dimisión del directivo de la primera Lucas Hernández. Castilla y León y Andalucía acababan de compartir también la rectificación del Tribunal Constitucional a sus respectivos estatutos de autonomía por considerar improcedente que se arrogaran las competencias sobre la gestión del Duero y el Guadalquivir, respectivamente.

 

 

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